Ya ni sabe uno qué es mejor: Un gobierno oficialista y corrupto que trabaja, que mueve la economía local, que emprende colosales o pequeñas pero funcionales obras de infraestructura y apoya proyectos productivos, o un gobierno dizque izquierdista y dizque vanguardista que no picha ni cacha, flojo, pero eso sí, también corrupto y presuntamente ladrón.
Durante el sexenio de José Murat se incentivó y apoyó a proyectos productivos, se crearon universidades, carreteras, una infraestructura que los priistas califican como “adelantada a su tiempo”, aunque en realidad se trataba de un intento de producir algo, de motivar y estimular la economía, de resarcir un poco los daños de la corrupción y el rezago, o tal vez por puro negocio. Pero en general se sentía, inclusive, que se movía el presupuesto, había cierto “feeling” de comodidad, como de apapacho de papi gobierno.
Pero también había cierto “orden”, algo así como “disciplina”. Los gobiernos municipales, dependencias, diputados locales y federales, todos o la mayoría, estaban a la orden de aquel gobernador gritón y regañón que se ponía parejitos a todos, no como el actual que parece títere de trapo al que todos condicionan, ningunean y callan, hasta el propio Murat. Obras inconclusas también, algunas por conflictos por la propiedad de tierras o falta de presupuesto (ya no alcanzó), y que no continuó el gobierno siguiente, pero se sintió en general durante esos seis años de Murat que el dinero se gastaba en el obra pública, que se movía, que se aplicaba por lo menos algo de ese presupuesto para Oaxaca que, de paso, es oportuno mencionarlo, es mayor al de estados como Nuevo León.
Ulises Ruiz siguió también con muchas obras públicas; algunas de calidad, otras de la patada, unas inconclusas, pero también se movió durante su sexenio el presupuesto. Se desapareció un aparato médico de casi 100 millones de pesos que ya nadie supo quién se lo robó, si fue Martín Vásquez o Ulises Ruiz o Carmelita Salinas, nadie sabe, pero los miles de millones se movieron en Oaxaca. Algunos miles nomás entre ellos, envidiosos, pero se movieron.
Ulises Ruiz también apoyó proyectos como el de Muebles Tip (www.tipmuebles.com), que comenzaron fabricando mobiliario para escuelas con el apoyo de ese ex góber, y ahora es una de las empresas comunitarias sustentables más productivas y exitosas de la entidad. Tras un préstamo que pidieron a un banco extranjero después del apoyo inicial del gobierno de Ruiz, la fábrica se ha posicionado a nivel nacional como productora ejemplar de muebles de gran calidad a muy bajos precios, conservando los bosques que explotan bajo el lema “Naturalmente sustentable”. Además, da trabajo a pobladores de 3 comunidades de las sierras Norte y Sur del estado, la mayoría mujeres.
El gobierno actual ha elevado considerablemente, según acusaciones de propietarios de constructoras locales, las “comisiones” tradicionales que se piden por las obras públicas, que presuntamente impone, cobra y administra el terrible Coco Castillo, supuesto brazo derecho del gobierno estatal o, se atreven a asegurar algunos, “el verdadero gobernador”. Ello ha provocado que las obras sean de una calidad espantosa, mediocre, de la peor, pues por las altas comisiones, los márgenes de utilidades de las empresas constructoras se reducen, sobre todo cuando los precios de la construcción de obras públicas se elevan a la par de las alzas de los precios en el mercado o se deben solucionar inconvenientes sobre la marcha.
Esas altas cuotas para los constructores locales contrastan con las cuotas que el gobierno estatal “presuntamente” cobra a las constructoras foráneas, se dice, para favorecer a amigos, compadres y familiares, especialmente a empresas poblanas.
Otro de los sectores que se ha visto perjudicado en su economía es el de los Medios de Difusión (Prensa, televisión, medios electrónicos, etc.). El gobierno actual no paga convenios de publicidad o atrasa pagos por meses, pero además condiciona los contenidos de los medios, en contraste con Ulises Ruiz y José Murat que pagaban convenios de publicidad oficial aunque, en algunos casos, se cuestionara a sus gobiernos.
Sectores como el de la Pesca, Agricultura y Ganadería también han sido olvidados. Pluma Hidalgo, en La Costa Oaxaqueña, uno de los productores de lo que, se considera por expertos, uno de los mejores cafés del continente, ha sufrido las consecuencias de un gobierno dizque izquierdista y dizque vanguardista prometedor. Prácticamente, la mayoría de los productores se encuentran en la quiebra total.
Recientemente, el presidente de esa comunidad, Jaime Martínez, recibió al gobernador Gabino Cué para una supuesta “audiencia pública” pero, paradójicamente, no se permitió a la mayoría de los ciudadanos acercarse al mandatario estatal, ni siquiera a aquellos que habían viajado desde sus lejanas comunidades costeñas a su encuentro con él.
Jaime Martínez presume su “amistad” con el gobernador, sólo eso, pero es imposible que presuma un avance en el cumplimiento de sus promesas de reactivar la producción del café y la economía local.
Muchas “obras públicas”, como el mariposario Mee Lo Robeé (Huatulco), de Genaro Gómez, uno de los depredadores más ambiciosos de todo México, fue presuntamente beneficiado por el gobierno estatal, no sólo con infraestructura supuestamente pagada con el Dinero del Pueblo y cedida después a propiedad privada, sino con la construcción de una carretera que va exclusiva y directamente a ese changarro, que no beneficia en lo mínimo a la comunidad, y que entregó el anterior edil de ese destino turístico, LOLA, como si se tratase de una gran obra vanguardista y útil.
Pepe Zorrilla es otro espantoso funcionario estatal que ha dado muestra magistral de la estupidez humana. Por pura decencia falsa o intento de maquillar o disimular la corrupción, los funcionarios suelen entregar obras al Pueblo, “para convencer a críticos y tener contentas a las masas”, se dice entre ellos, pero Zorrilla, de plano, plantea, propone y proyecta sólo estupideces.
El Centro de Convenciones de Oaxaca pretendía ser un monumento a la imbecilidad de Pepe Zorrilla: Mal proyectado, mal trazado, mal estudiado. Sólo se trataba de un capricho para favorecer a un hotel de su propiedad, y de paso poner en peligro a la población, turistas y montar una deforme masa en medio de un delicioso paisaje oaxaqueño. La obra ya no se hizo, pero presuntamente Zorrilla (o la constructora o el gobierno estatal) pretende quedarse con el dinero que se le había destinado: doble estupidez, mañosos.
Otra magna obra que se pretendía por Zorrilla era la de un “autódromo” en Huatulco, presuntamente en complicidad con el ex alcalde LOLA. La obra sería pagada con Dinero del Pueblo pero cedida después a un particular, probablemente a algún prestanombres de Zorrilla o al propio Zorrilla, o a LOLA.
Zorrilla comenzó a construir, también en Huatulco y también en complicidad con LOLA, una obra apodada “La Quinta Avenida”, que intentaría imitar un paseo de tiendas exclusivas como las de Los Ángeles o Nueva York (pero con calor y playa). La obra se comenzó pero nunca se terminó. Se gastaron muchos millones sólo en la proyección y la destrucción del paisaje natural. El gobierno actual, de Darío Pacheco, está intentando rescatar esa millonaria inversión, y construyó un paseo para transeúntes y tráfico de bicicletas (patinetas, patines) que conecta a las playas Maguey y La Entrega con esa carísima Quinta Avenida.
Son tan pocas las obras y los incentivos a los sectores productivos del actual gobierno estatal, que los errores se notan más. No dan una, pero ni una sola. Nada. Las obras de los dos sexenios anteriores siguen en funcionamiento, beneficiaron al grueso de la población, y eso a pesar de la falta de mantenimiento y atención del gobierno de Gabino. La ampliación de la carretera de Tehuantepec a Salina Cruz, en el Istmo, fue en su tiempo una obra de beneficios extraordinarios. Se sentía uno en otro mundo. Murat comenzó una carretera que interconectaría a la ciudad de Oaxaca, el Istmo y Huatulco, en cosa de 2 a 3 horas de un lugar a otro. Ulises Ruiz le siguió con las entradas a los pueblos y la ciudad de Oaxaca, y de paso incentivaron y apoyaron ambos a productores de mezcal, productores en general. Pero el gobierno de Gabino asegura que la carretera que comenzó Murat tal vez esté lista para dentro de 6 años más cuando, se supone, faltaba la fase final desde finales del sexenio de Ruiz, y que era conectar los tramos de cada extremo de esa obra. Murat durante su sexenio se plantó, acompañado por presidentes municipales, en el Zócalo Capitalino para exigir a Vicente Fox que liberara el presupuesto para el inicio de la construcción de esa carretera.
¿Era mejor ese gobierno oficialista que sí trabajaba, que sí movía el presupuesto, tal vez nomás por puro negocio, pero que sí movía miles de millones, o el actual que prometía desarrollo, vanguardia, justicia y transparencia, pero que resultó flojo, güevón, inepto… y encima también corrupto?
Au revoir
Mario Osiris Benavides Morin
Catedrático de la Universalidad de Oaxacalifornia
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