Este lunes es un día especial en la Casa-Hogar para Adultos Mayores. En el comedor se aprecia el característico olor del chocolate y el mole. Es día de fiesta, directivos del DIF, voluntarios y residentes preparan un festejo para Doña Ricardita, la más longeva de la casa, quien el pasado 3 de abril cumplió 103 años de vida.
Son las 9:00 de la mañana, doña Ricardita entra al comedor, acompañada por su sobrina Lourdes, recibiendo muestras de afecto de sus compañeros y amigos, quienes forman parte de su familia desde el 22 de mayo del 2001, fecha en que ingresó a este espacio.
Feliz y conmovida, expresa su afecto y agradecimiento a cada una de las personas que la celebran, entre ellas la presidenta del DIF Municipal, Verónica Quevedo, quien fue la encargada de coordinar parte de los preparativos para el festejo.
“No merezco tanta bondad, todos los días agradezco a Dios por conocer a gente tan amable y dispuesta a dar”, asegura mientras disfruta del cariño de quienes la rodean, como sus sobrinas, que viajaron desde Huajuapan de León para estar junto a ella.
Ha pasado más de un siglo desde que nació en la ciudad de Huajuapan de León. Su semblante es el de una mujer que ha disfrutado su vida. “Fui casada desde jovencita, pero no tuve hijos”, platica con nostalgia.
Su vida en la Casa-Hogar es tranquila y alegre. En estos 14 años, doña Ricardita se ha ganado el corazón de todos.
“Fue mi deseo venirme a vivir aquí, le dije a mi sobrina que me trajera porque pensaba que iba a tener amigas con quien platicar y con quien estar y he pasado momentos muy bonitos, cultive amistades y hoy me siento plena”, señala
El ambiente de solidaridad y compañerismo en la Casa-Hogar se hace presente. Música, aplausos y vivas acompañan las enmoladas y el pastel preparados en honor de doña Ricardita.
“Esas son mis canciones favoritas -expresa Ricardita- las canciones alegres, la música de salón, las sonoras; me recuerdan momentos felices y me animan mucho”.
Los 60 residentes de la Casa Hogar hacen de este espacio un lugar lleno de armonía. Se acompañan, comparten sus experiencias de vida, sus ánimos para seguir adelante, desterrando la soledad y generando una hermandad que sea el ingrediente principal para una vida plena.
“Aquí no hay tristeza, todos nos queremos mucho y dar las gracias es poco para expresar lo contenta que me siento por tener cerca a personas tan generosas que me han abierto su corazón y que forman parte del mío”, señala doña Ricardita, a quien el paso del tiempo le ha quitado fuerza en las piernas y la visión de un ojo, pero le ha regalado una familia numerosa que hoy le festejó un año más de vida y le renovó las energías para llegar al cumpleaños número 104. «La alegría y ganas de compartir, es lo que va a hacer plena nuestra vida», aseguró.
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