Discurso del director general de PEMEX, Emilio Lozoya Austin‏

Licenciado Enrique Peña Nieto, Presidente de los Estados Unidos Mexicanos;

Distinguidos miembros del Presídium;

Señoras y señores;

Amigos y amigas:

En Petróleos Mexicanos estamos de luto.

Entre los miles de compañeros que compartimos, día tras día, jornada tras jornada, buena parte de nuestras vidas en este entorno, en estos edificios, hoy faltan treinta y siete de los nuestros.

Es por eso que estamos reunidos aquí esta mañana.

Para que podamos, juntos, honrar su memoria; y para expresar, juntos, nuestra tristeza y nuestra solidaridad con los padres y los hijos, con las esposas y los esposos de esos treinta y siete compañeros, con sus amigos y sus colegas, con todos los que de manera directa o indirecta se relacionaron con ellos.

En pocas palabras con todos los aquí reunidos.

Hoy sabemos qué fue lo que sucedió el jueves 31 de enero; se registró una explosión como resultado de la acumulación de gas en los sótanos del edificio B2. Los peritajes no dejan lugar a dudas.

En estos peritajes han participado la Secretaría de la Defensa Nacional, la Secretaría de Marina, la Procuraduría General de la República, la Procuraduría General de Justicia y la Secretaría de Seguridad del Distrito Federal, la Policía Nacional de España, la empresa inglesa SGC, la ATF de Estados Unidos, la UNAM y el Instituto Politécnico Nacional.

Sin embargo, lo que sabemos hasta hoy, desde luego, no es suficiente.

Estoy seguro de que muchos de ustedes se preguntan, porque yo mismo me lo pregunto, ¿por qué se produjo la explosión?   No lo sabemos aun, pero hoy, aquí ante ustedes, me comprometo a seguir muy de cerca la investigación sobre el origen de esta explosión y a colaborar y apoyar a las autoridades en el proceso.

Esto es lo menos que les debemos a los deudos de nuestros compañeros.

Es lo menos que nos debemos a nosotros mismos.

Estamos reunidos, también, para expresar nuestro agradecimiento.

Para agradecer la respuesta inmediata y heroica que se pudo apreciar en el edificio B2.

Casi como acto reflejo, cuando aun no se asentaba el polvo del derrumbe, decenas de petroleros primero, luego cientos, se sumaron solidariamente a las labores de rescate y a las labores de apoyo a quienes estaban ocupados directamente en la búsqueda y auxilio de heridos y sobrevivientes.

Tanto aquí en el Centro Administrativo como, por supuesto, en nuestros hospitales donde, me consta, nuestros médicos y enfermeras se han entregado hasta el límite de sus fuerzas, los petroleros han dado, y siguen dando, un claro ejemplo de entrega y solidaridad, y la mejor cara de México.

Vaya, por ello, mi agradecimiento y mi reconocimiento sincero a los trabajadores de Petróleos Mexicanos y a su organización sindical, encabezada por el Senador Romero Deschamps.

Esta vez nos tocó a los petroleros, y una vez más hubo ocasión de ver aflorar el espíritu compasivo y solidario de los mexicanos ante la tragedia.    Agradezco también, y estoy seguro de que lo puedo hacer en nombre de todos ustedes, el apoyo inmediato e incondicional del personal y de los titulares de todas las instituciones, locales y federales, empezando por el Presidente de la República y el Jefe de Gobierno del Distrito Federal, así como de las organizaciones civiles, que se sumaron a los trabajos de rescate y a la atención de los afectados.   La solidaridad espontánea de dentro y de fuera de Petróleos Mexicanos con nuestros compañeros en desgracia no ha de ser flor de un día.

Se mantiene y se mantendrá en la solidaridad institucional con los compañeros afectados que comprometo aquí y ahora.  Como habrán podido apreciar, los servicios médicos y legales, el apoyo psicológico y moral, lo mismo que el apoyo económico han estado disponibles desde el primer día.

Pero quiero decirle a todos los afectados que pueden tener la certeza de que la atención personalizada a cada familia, a cada compañero hospitalizado, continuará el tiempo que sea necesario hasta restañar, en la medida en que esto es posible, los daños sufridos.

Es una manera de decirles que no están solos. Que sus compañeros de trabajo y de vida, y que la institución que los agrupa e identifica, Petróleos Mexicanos, está con ustedes.    Agradezco, por último, el esfuerzo extremo realizado día y noche, prácticamente sin descanso, por técnicos y trabajadores para restablecer las condiciones de trabajo y seguridad en este complejo administrativo, en sólo cinco días.

Su trabajo ha valido la pena. Gracias a él, en los hechos estamos demostrando que Pemex está en pie, dolido, pero dispuesto a seguir cumpliendo con la tarea que la sociedad le ha encomendado.

Su trabajo, acucioso y profesional, nos permite además, volver a nuestros puestos con la plena confianza de que lo hacemos en un entorno seguro.

Podemos volver a laborar con tranquilidad pues en su trabajo de verificación minuciosa de las condiciones de seguridad de este complejo administrativo, de estos edificios que son el corazón vital de Petróleos Mexicanos, han actuado, me consta, con el cuidado y el cariño de quien revisa su casa, la casa que seguirá cobijando a su familia.

Por si eso no fuera suficiente, hemos contado con el apoyo de los mejores especialistas nacionales y extranjeros.

A lo largo de tres cuartos de siglo, Petróleos Mexicanos ha sido un referente esencial de la vida nacional.    En esos 75 años, Pemex ha enfrentado grandes retos y ha vivido momentos difíciles. En no pocas ocasiones ha sido golpeado por la tragedia.

Pero los petroleros y Petróleos Mexicanos siguen aquí, de pie y cumpliéndole a México.

Y si Pemex ha podido enfrentar los retos, si ha podido convertir los momentos difíciles en oportunidades y si ha podido superar la tragedia ha sido por la calidad y el espíritu de su gente.

Esa calidad y ese espíritu que hemos podido observar desde el jueves 31  a las cuatro de la tarde.

Esa calidad y ese espíritu que, estoy seguro, nos permitirán no olvidar a nuestros compañeros caídos y rendirles el mejor homenaje que puede rendir una comunidad: convertir su memoria en el estímulo para ser cada vez mejores.

Lo acontecido, no cabe duda, ha reforzado los vínculos de unidad de los petroleros.

Los convoco a que transformemos este sentimiento de unidad en una fuerza que nos conduzca a cerrar filas para lograr que esta comunidad solidaria y generosa que es Petróleos Mexicanos siga siendo orgullo de todos los mexicanos.

Muchas gracias

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