•300 parejas se dieron el “sí acepto” en la Boda Colectiva 2013, como parte del programa “Febrero Mes del Amor y el Matrimonio”.
El reloj marca las 05:15 de la madrugada. Danielito y su mamá, Jenny, continúan durmiendo en su casa, en San Bartolo Coyotepec. Lentamente, Néstor recorre las sábanas, se sienta a la orilla de la cama, se refriega los ojos con ambas manos, apaga el despertador y se levanta. A las seis de la mañana inicia su jornada laboral como conductor de un taxi colectivo de este municipio, ubicado a unos 11 kilómetros al sur de la capital oaxaqueña. Este viernes 22, Néstor trabajará medio día, pues a las tres de la tarde tiene planeado aparcar el taxi en casa de sus suegros para ir por Jennifer, madre de Daniel, de un año de edad, con quien ha planeado casarse para legalizar su unión.
A las cuatro de la tarde la pareja llegó a la cita, en la explanada del Carmen Alto, junto con otras 299, para integrarse a la calenda, que recorrería las calles del centro de la Ciudad, con motivo de la Boda Colectiva 2013, que se realiza en el marco de “Febrero Mes del Amor y el Matrimonio”, en el Jardín Etnobotánico, adjunto al Templo Santo Domingo de Guzmán. Luego de caminar y bailar al ritmo del Jarabe Mixteco y sones del Istmo por el Andador Turístico “Macedonio Alcalá”, unas marmotas vestidas de novios dirigen a la columna, en un ambiente de fiesta, hasta la entrada principal de la Hemeroteca Pública de Oaxaca “Néstor Sánchez.”
Inician una nueva vida al lado del ser amado
En su gran día, las novias lucen vestidos largos de color beige, blanco y hasta rosa; otras más cómodas, visten pantalón de mezclilla y hasta sandalias de piso. Los novios por su parte portan elegantes trajes, camisas nuevas y hasta botas vaqueras. No están todos de blanco, pero la mayoría de las mujeres y hombres lucen una gran sonrisa que unifica su disposición de iniciar una mejor vida al lado del ser amado. No importa que muchas de las parejas ya tengan vida en común, hijos o hasta nietos.
El evento, encabezado por la esposa del Gobernador, Mané Sánchez Cámara, como presidenta honoraria del DIF, da comienzo hacia las 18:40, en el Jardín Etnobotánico, donde los contrayentes escuchan que “el matrimonio es un gran paso en la vida de toda pareja, que debe asumirse con seriedad y fundar en los valores del respeto y el amor, para así formar a sus hijos en un ambiente sano y de felicidad.”
El matrimonio, conformado por Mardalis Díaz y Alexander Montes, a nombre de las 300 parejas agradecen el apoyo otorgado a su economía familiar por el Gobierno del Estado que genera felicidad a través de estos eventos colectivos.
Tras la interpretación de la marcha nupcial a cargo de la banda de música de la Secretaría de Seguridad Pública, empieza la entrega, de forma simbólica, de 10 actas de matrimonio al mismo número de parejas, con quienes funcionarios se toman varias fotos para el recuerdo.
Viajes de luna de miel y juegos pirotécnicos, cierran los matrimonios colectivos
Son las 7:30 de la noche y para cerrar el acontecimiento las parejas disfrutan de un espectáculo de juegos pirotécnicos, y de la rifa de varios viajes de Luna de Miel a Bahías de Huatulco. Antes, jugaron a la suerte con obsequios donados por empresas particulares, asociaciones civiles, servidores públicos y familiares de los contrayentes, como: ropa, arreglos y vestidos de novia, además de diversos artículos para el hogar.
Media hora después la ceremonia termina, y uno a uno los matrimonios salen del Jardín acompañados de sus hijos y familiares. Afuera les esperan con gran ansia los fotógrafos que captaron con su lente a los recién casados mientras se abrazaban, besaban, se hablaban al oído y se susurraban palabras de afecto.
Cuando Jenny y Daniel, se retiran, de regreso a Coyotepec, escuchan gritos: “Madre pásele, aquí está usted y su esposo, pásele, llévese la foto de su boda”. Se acercan la señora Luz María García Pichardo, de 50 años, quien de la mano lleva a don Mateo González, de 94, su pareja desde hace cuarenta y uno, con su acta de matrimonio en la mano. Solo les falta la boda religiosa; será acá en el centro, comenta su única hija, Martha Luz González.
Doña Luz se prodiga en un comentario antes de darle un beso: “Aunque ya esta sordo lo quiero, siempre ha estado conmigo, lo cuido, me acompaña y nos apoyamos. No sé qué sería de mí sin él”.
“¡Pásele!, ¡Pásele!, ¡Llévese la foto de su boda!”, insisten una y otra vez los fotógrafos a las decenas de parejas que lentamente caminan de la mano sobre el empedrado de Constitución. Buscan entre las decenas de imágenes expuestas sobre largas mesas, sus rostros o alguna cara conocida.
“¡Aquí estamos Néstor! son 50 pesos de la foto, es el recuerdo de nuestra boda”, exclama contenta Jenny, con su atuendo beige, el rostro iluminado y Danielito en brazos. Las sombras de la noche, rota por los faroles y las luces de los autos sobre Reforma, dan la despedida a todos quienes asistieron a la Boda Colectiva 2013.
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