Óscar Rodríguez
En el XII Congreso Internacional de Ciudades Patrimonio, el investigador Iván Restrepo acepto que en México mueren 15 mil personas por contaminación ambiental, urgiendo imponer protocolos y valer políticas públicas en las ciudades con mayor población para mejorar su calidad del aire.
En ese mismo sentido el ex rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quien también es coordinador nacional de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad en México, resaltó que el grave proceso de urbanización y degradación del entorno natural que sufren algunas ciudades patrimonio tal de la Ciudad de México, cuya mancha urbana ha arrasado con su entorno natural a la par que a sus extremos se han generado cinturones de miseria.
A este fenómeno, agrego la ausencia de fuente de abasto suficientes de agua y la presencia de una mala calidad del aire.
Precisó que la ausencia de agua potable ha generado un crecimiento exponencial del agua embotellada, cuyas concesiones están en manos de trasnacionales.
En este sentido, señaló que las grandes urbanizaciones representan una transformación de la ecología humana, es decir, que han cambiado las relaciones espacio-materiales entre la gente y la naturaleza.
“El único contacto de las personas con la naturaleza, es el estatus del supermercado y desconocen el proceso productivo agrícola y social de lo que están comprando. Para contrarrestar este fenómeno las ciudades deben impulsar el consumo de los alimentos que se cosechan en las poblaciones cercanas y apoyar a los productores; esto permitirá generar redes sociales”, indicó.
Por su parte, Iván Restrepo Fernández, director general en Centro de Ecología y Desarrollo (Cecodes) en México, mostro su preocupación por el aumento en el numero de personas que padecen algún tipo de enfermedad derivado a la mala calidad del aire.
Reconoció que según datos de la Unión Europea en el mundo anualmente fallecen unas 400 mil personas a consecuencia de la contaminación, 15 mil de ellas en México con diagnósticos de cáncer de vejiga e infecciones cardiovasculares.
Reporto que los costos económicos de estos impactos implican poco mas de 40 millones de doláres por la poca productividad en las empresas, las bajas laborales y los gastos médicos.
Agregó que aunado a esto, los Centros Históricos de las ciudades coloniales de México han sufrido transformaciones, ya que en el último siglo han registrado cambios notables en sus edificios, en los trazos de sus calles, desarrollo de actividades económicas y grupos sociales que las habitan.
“Algunos factores que han contribuido a esta transformación son, por un lado, el acelerado crecimiento demográfico, las actividades industriales y la migración del campo a las ciudades por la pobreza. Estos corazones citadinos resultaron por un deterioro físico, social y en algunos casos vulnerados de manera irreversible y como componente central de lo ocurrido la especulación con el uso del suelo y los empeños de algunos funcionarios por reemplazar lo viejo con los estilos arquitectónicos en boga”, apuntó.
Dijo que aun con el daño causado, los Centros Históricos siguen siendo el corazón político, social, cultural y económico de las principales ciudades de América Latina y del mundo, por lo que se han aprobado medidas que garantizan su existencia, que facilitan que sigan siendo el eje de desarrollo urbano, habitados y disfrutados por miles de personas.
Ante esta situación, expuso que no solo se debe hacer el rescate físico de los edificios, ni la modernización de otros, sino volver a poblarlos y que sigan siendo el motor social y cultural de las ciudades.
Por su parte Nuria Sanz Gallego, oficial a cargo de la oficina de la Organización de las Naciones Unidas para la Ciencia y la Cultura (Unesco) en México remarcó que es necesario instrumentar políticas en materia sustentable para garantizar la sustentabilidad del bien común de las ciudades Patrimonio Mundial.
Cabe destacar que los otros ejes que se tratarán durante el Congreso, están relacionados al ámbito urbano, cultura y sociedad.
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