ENTRELÍNEAS: Una actitud honesta para gobernar traerá cambios al Istmo

Eleuterio Rojas

A estas alturas y conociendo el proceder de las autoridades municipales, la sociedad en general ve con cierto desdén el próximo cambio de autoridades. Y es que desde hace muchísimos años nuestros pueblos han permanecido estancados, con pobres avances que casi no se notan.

Pero si se indaga cuánto dinero han tenido para administrar los presidentes municipales de la región, nos daría coraje saber la danza de millones y millones de pesos que han servido para enriquecer a unos cuantos y han ido a parar a las cuentas bancarias de quienes han pasado por las presidencias municipales o han gozado de alguna diputación local o federal.

Salvo excepciones muy honrosas como en el caso de Salina Cruz que ha activado un corredor comercial muy importante, los otros municipios se conservan en el caos, en el atraso y en la anarquía permanente, gracias a los grupos políticos que pelean sus intereses.

Ahora, a partir del primero de enero los problemas postelectorales, como consecuencia de los vicios en los procesos electorales, generarán varias reacciones en los grupos políticos que no están dispuestos a ceder de buenas a primeras sus espacios.

Vienen contra todo, para arrebatar lo que consideran que les corresponde aunque muchos de estos grupos solo busquen beneficios personales o de grupo. Ya hay quienes apuestan en que en Salina Cruz podría instaurarse a partir del próximo año una administración municipal. Desde luego, son los grupos poderosos y perversos de siempre, los que ven peligrar sus intereses, quienes de esa manera quisieran lanzar un mensaje a las autoridades sobre lo que ellos quisieran para el puerto.

Desde luego que ese rumor no tiene sustento legal y no hay condiciones para generar una acción de tal naturaleza, porque para ello están actuando las instancias electorales quienes tienen la última palabra hasta el último momento.

En otros municipios ya hemos visto lo que son capaces de hacer aquellos grupos de poder que, antes de que empiecen a gobernar los presidentes electos ya los están matando, para evitar así que lleguen al poder con un proyecto político al que ellos ya tienen trazado con la finalidad de controlar los municipios a su arbitrio.

Otros más con el temor de que sus adversarios políticos se adelanten a tomar las alcaldías como ha sucedido en el pasado, dieron este paso para asegurar que la transición política se dé sin contratiempos, aunque eso tampoco es garantía de que no se den visos de enfrentamientos.

Dependiendo de la manera como la clase política acate el estado de derecho, será como se dé en el futuro inmediato el marco de oportunidad para la región del Istmo de Tehuantepec.

Estamos casi seguros que todos los municipios quisieran tener la oportunidad que tiene Salina Cruz en este momento, para que aterricen las inversiones que impulsen el desarrollo; pero para ello será necesario dejar atrás la politiquería, que los futuros alcaldes hagan un llamado a sus seguidores a dejar atrás las viejas prácticas del chantaje y la presión.

Solo con un marco propicio, de paz social, donde se respeten las leyes y el estado de derecho, se podrá dar confianza a los inversionistas para que traigan su dinero a invertir en la región.

El Istmo es una tierra prodiga, llena de promesas, que puede estar en otro nivel de desarrollo y progreso si todos le apostamos a su cambio; pero si no se hace con decisión y coraje, si no se actúa además desde ahora, todos seguiremos esperando otros cien años más para que la calidad de vida de los istmeños mejore.

Es por eso que el gobierno federal y estatal debe vigilar más de cerca a los alcaldes, principalmente a la hora de administrar los recursos, para que tales puedan coadyuvar en la transformación de los pueblos.

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