* “México se ha pronunciado en favor del cambio y la transformación”, asegura
* Anuncia que en enero próximo presentará las iniciativas de cambios a las leyes secundarias
Roberto Garduño y Andrea Becerril
En el patio de honor de Palacio Nacional se finiquitó el proceso de reforma constitucional en materia energética, al ser promulgados los cambios en los artículos 25, 27 y 28 constitucionales, que permitirán la inversión privada en áreas estratégicas para el aprovechamiento de los hidrocarburos.
En ese sitio reservado a hechos relevantes relacionados con los presidentes de la República, Enrique Peña Nieto expuso que en el presente año, y con la reforma energética, “los mexicanos hemos decidido superar mitos y tabúes para dar un gran paso hacia el futuro a través de sus instituciones democráticas. México se ha pronunciado en favor del cambio y la transformación”, indicó.
Diez minutos antes de las 13 horas de ayer, Peña Nieto bajó por la escalera de honor –coronada con la frase del prócer Vicente Guerrero: “La patria es primero”– hasta el patio cimentado desde el siglo XVIII, donde lo aguardaban todos los actores que impulsaron y procedieron a aprobar la principal reforma del presente sexenio. El aplauso de recepción fue atronador y los gritos de “¡Bravo, bravo!” se dejaron escuchar.
Muy cerca de ahí, a escasos 50 metros, miles de mexicanos jugueteaban en el espectáculo de pista y toboganes de hielo instalados en la Plaza de la Constitución. En tanto, en el emblemático patio de honor, efectivamente se trastocaba la historia reciente, que data desde la expropiación petrolera, que en el mismo Palacio Nacional anunció al pueblo el general Lázaro Cárdenas.
Ahí, Enrique Peña Nieto firmó el acta de promulgación de la reforma energética.
Avalaron ese hecho sus colaboradores más cercanos: Luis Videgaray, Miguel Ángel Osorio, Pedro Joaquín Coldwell, Francisco Rojas, Emilio Lozoya, José Antonio Meade y Salvador Cienfuegos, así como los dirigentes de PRI, César Camacho; PVEM, Jorge Emilio González; Nueva Alianza, Luis Castro, y por el PAN, el representante de Gustavo Madero, Juan Molinar Horcasitas.
También los diputados y senadores que impulsaron el cambio constitucional: Manlio Fabio Beltrones, Ricardo Anaya, Ernesto Cordero, Emilio Gamboa, Raúl Cervantes, Arturo Escobar y Sanjuana Cerda. Los acompañaron los gobernadores Javier Duarte, Rafael Moreno Valle, Gabino Cué, Jorge Herrera, Eruviel Ávila, Manuel Velasco, entre una docena más.
Fue notoria la ausencia del jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera, y del gobernador de Tabasco, Arturo Núñez.
El escenario, aunque sobrio, resultó imponente por el sitio en el que se desarrolló el acto, y el mensaje que los actores principales de la reforma emitieron a la sociedad. El presidente Enrique Peña Nieto correspondió al respaldo que le prodigaron sus invitados cuando llegó a Palacio Nacional acompañado de Luis Videgaray, Miguel Ángel Osorio, Emilio Lozoya y Aurelio Nuño. Con energía firmó la promulgación de la reforma, se incorporó y mostró el documento a los medios de comunicación y a sus invitados.
Después de que el presidente de la Cámara de Diputados, Ricardo Anaya, y su homólogo del Senado, Raúl Cervantes, emitieron sus posturas en respaldo de la reforma, Peña Nieto anunció que en enero próximo presentará las iniciativas para las leyes secundarias, “que invariablemente mantendrán el espíritu audaz y de vanguardia de la reforma energética”.
Precisamente en la zona de Palacio Nacional que el presidente de la República ahora utiliza habitualmente, y donde se encuentran las áreas protocolarias y el despacho del Poder Ejecutivo, el político mexiquense ponderó la reforma energética como una nueva etapa para el desarrollo del país. Refirió que México sí se puede transformar en democracia, y es posible impulsar cambios de fondo por la vía institucional.
A partir de ese momento mencionó a la reforma energética como un valor incalculable, pues es uno de los cambios más trascendentes de las últimas cinco décadas, para darle firmeza a México frente a los retos del siglo XXI.
“Es una reforma –dijo– que mantiene y asegura la propiedad de la nación sobre Petróleos Mexicanos (Pemex), la Comisión Federal de Electricidad (CFE), los hidrocarburos y la renta petrolera… serán empresas productivas del Estado, con capacidad y flexibilidad para cumplir su misión en beneficio de toda la sociedad mexicana”.
Los invitados escucharon con atención las palabras del Presidente, quien ubicó el cambio constitucional como un acto que “fortalecerá la soberanía nacional e incrementará la seguridad energética de México”.
Señaló entonces las ventajas para el país derivadas de la reforma, pues con ella se podrán explotar los abundantes yacimientos de hidrocarburos que hasta ahora no han sido rentables para Pemex; el país contará con más recursos financieros del sector privado y tecnologías de punta; se lograrán tasas de restitución de reservas probadas superiores a 100 por ciento; México crecerá más rápido, generando oportunidades de desarrollo y empleo para cientos de miles de ciudadanos.
El cambio constitucional, indicó el mandatario, elevará la productividad y competitividad de toda la economía nacional; la oferta de trabajo especializado crecerá; se apoyará la economía de las familias mexicanas al reducir el costo de la luz y el gas; contribuirá a tener mejores precios de alimentos; se producirán energéticos más limpios; se facilitará el despliegue de las energías renovables y la cogeneración de energía; se implementará el Fondo Mexicano del Petróleo para la Estabilización y el Desarrollo, y se fortalecerán los órganos reguladores del Estado en materia de energía.
En ese contexto, pletórico de buenas nuevas, Peña Nieto resumió que existe confianza en la economía mexicana y el impacto favorable de las reformas transformadoras. “Comienza así una nueva historia para nuestro país. Hemos abierto las puertas de un futuro mejor para todos”.
TOMADO DE Periódico La Jornada
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