Testimonios de testigos de escape de niña triqui

Oscar Rodríguez

Dos mujeres indígena desplazadas de San Juan Copala, fueron testigos del escape de la niña triqui, que se negó a ser vendida por sus padres.

Estas mujeres aceptan que tener novio en su región es imposible, y el único futuro que tienen las mujeres triquis es la venta con desconocidos contra su voluntad y consentida por sus propios padres.

Las indígenas son Carmen de Jesús López y Selena Ramírez López, y son beneficiarias de medidas cautelares, luego de destierro y éxodo de San Juan Copala.

Refieren conocer a la menor que fue vendida por sus padres a un abogado de la Ciudad de México, por que le ayudaron a escapar y a refugiarse en una casa hogar de desplazados, cuando supieron que había sido cedida por sus familiares a Basilio Ramírez como parte de una deuda.

Menciono que el inicio del calvario de la menor triqui, empezó con la división de intereses entre los grupos de desplazados.

Donde señalan que al separase los grupos, la menor de 15 años queda sola con su mama, y “fue donde conoce su desesperación por que les refiere que le avisaron que sería cedida a una persona que no conoce.

Y fue que agregan que la víctima, opto por solicitar auxilio y cobijo en el albergue del grupo que opto por alojarse en un albergue habilitado para alojar a los desplazados que aceptaron dejar el plantón de protesta frente al palacio de gobierno, para empezar a encontrarse opción de reubicación.

Carmen de Jesús, recuerda que cuando nota la desesperación de la menor, asumen defenderla y protegerla, incluso esconderla para que no fuera entregada al hombre que habría pagado a sus familiares para tenerla.

“Cuando nosotras la encontramos, ella ya escapaba de sus padres y de la persona que la compraría».

«Esto ocurre cuando nos encontrábamos en plantón en el palacio de gobierno, cuando hubo descontrol con la dirigente del movimiento de desplazados Lorena Merino que fue señalada por asumir malos manejos dentro de su organización”.

En lo personal las dos mujeres aceptan su repudio y coraje por la decisión que asumieron los padres de menor, al valer una práctica común en sus pueblos como lo es la venta de sus hijos a desconocidos.

Sostienen que los casos por venta de mujeres en la región triqui son números, por que así ha sido desde la era de los abuelo y los bisabuelo. “Antes de que nacieran nuestro padres”.

Las desplazas a su vez defienden la valentía de la menor triqui que se negó a ser entregada a un desconocido, por buscar su libertad, rompiendo con las prácticas arcaicas de su pueblo de origén.

¿Usted para que creen que ese hombre habría comprado a la menor?.

– “Pues para hacerla su esposa, pero dudamos que tal persona la fuera respetar”

Para las dos indígenas testigos de la venta de una mujer de su etnia, la igualdad y equidad de género es solo una fantasía, advirtiendo que en pueblos como el suyo la exclavitud sigue vigente a pesar de que otros países ya fue abolida.

«En la región triqui, el único que manda es el hombre, la mujer no merece hablar ni opinar, ni anhelar su libertad».

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