Soledad JARQUIN EDGAR
En lo dicho, no hay vuelta de hoja. De las apenas 17 presidentas municipales electas en el pasado proceso electoral quedan 16 apenas iniciado su periodo de gobierno, porque este jueves, 29 diputados y diputadas decidieron suspender poderes en San José Cosolapa, comunidad de la cuenca del Papaloapan.
La separación del cargo de Alejandra Carmina Álvarez García “obedeció” a una supuesta situación de violencia grave en el municipio, misma que a decir de quienes se opusieron a esta decisión no era real ya que el Cabildo estaba despachando con tranquilidad en el palacio municipal.
Sin embargo, horas antes, la presidenta municipal, quien ganó la elección por el Partido Movimiento Ciudadano, junto con otras integrantes de su Cabildo, había advertido que el ex alcalde priista y actual diputado local Gustavo Díaz Sánchez, principal promotor de la suspensión provisional de poderes, había dejado irregularidades millonarias, es decir, desapareció algo así como 60 millones.
Pero la voz de la alcaldesa suspendida no tuvo mayor eco en el recinto legislativo de San Raymundo Jalpan, y la aplanadora priista operó para lograr 29 votos, suficientes para crear lo que ahora sí será, porque así se observa, una grave situación de violencia, pues tal parece que la ciudadanía de aquel municipio no se quedará con los brazos cruzados.
Además de la primera concejala Alejandra Carmina Álvarez García, gobernaban una regidora de Hacienda, Ana Rodríguez Ortega; una regidora de Limpia, Isidora Villa Cervantes; Ibette Cristina Flores, regidora de Educación, y Bartolo Pulido, como síndico. Así como también una secretaria municipal en la persona de Yoseline Sugey Vargas. Un cabildo compuesto por una mayoría de mujeres lo que seguramente despertó algunos espíritus machistas y misóginos, además de la pretensión de ocultar posibles hechos de corrupción.
Sin duda, el Cabildo desaparecido se trataba de uno de esos extraños, donde los partidos colocan mujeres en una mayoría, porque creen que no van a ganar, pero ¡Oh, sorpresa! Ellas ganaron y le ganaron al PRI que gobernaba en la persona de un actual diputado quien, reitero, cometió un posible desvío de recursos.
Ni duda cabe, el ex alcalde priista parece ser el fondo de todo y no la inexistente violencia en aquel municipio, y el hoy diputado más vivo que ningún otro de sus compañeros diputados y diputadas priistas hizo bien la tarea. Le resultó difícil hacer “acuerdos” con las mujeres para que como autoridad desecharan sus posibles desvíos y en venganza promovió lo que hoy es a todas luces un acto más de violación a los derechos de las ciudadanas y ciudadanos de Cosolapa.
Con este tipo de hechos, el PRI no solo demuestra que difícilmente está dispuesto a ser un partido diferente o un nuevo PRI, como planteaban apenas hace cosa de un año y que está dispuesto a solapar posibles irregularidades de Gustavo Díaz, quien por cierto en el nombre lleva la penitencia y es tan cuche como trompudo.
Ya lo decíamos antes, las mujeres políticas se enfrentan a hechos reales de violencia por parte de sus partidos políticos, las instituciones electorales y los propios gobiernos, como es el caso del Congreso local, antes, durante y cuando ya son gobierno, los hechos son contundentes.
Esta semana en que se discutieron de una y otra forma, en diversos foros a lo largo y ancho del país y del mundo entero, los posibles avances de los derechos humanos de las mujeres, en el Congreso local no tuvieron ningún eco los planteamientos de las mujeres del mundo a propósito del Día Internacional de la Mujer, por el contrario ha trascendido la forma en que las priistas se negaron a impulsar una especie de parlamento o congreso de mujeres.
En estos días, en todos los foros de análisis se planteó, entre otras muchas cosas, que las mujeres tendríamos que ser aliadas, hacer pactos, como proponen las feministas, en la consecución de objetivos comunes para el avance de las mujeres, y de nueva cuenta han sido las diputadas priistas las menos dispuestas a responder a esta acción de sororidad, de reconocimiento con las otras mujeres y por el contrario terminan mimetizándose con sus compañeros varones, responden a sus intereses partidistas y no a los anhelos del pueblo.
De 42 integrantes del Congreso local, 16 son mujeres, sólo cinco votaron en contra de la decisión de suspender provisionalmente poderes en San José Cosolapa: las perredistas Juanita Cruz Cruz, Itaisa Cruz y Zoila José Juan, y las panista Alejandra García Morlan y Natividad Díaz Jiménez (que curiosamente votó a favor y en contra), hubo otros cuatro votos de varones en contra uno del PAN, otro de PMC, el PT y el PUP.
El PRI, señalan las crónicas parlamentarias, se valió del voto de sus 17 diputadas, siete de ellas mujeres: Martha Alicia Escamilla, Rosalía Palma, Emilia García, María Luisa Matus, Lilia Mendoza, Edith Yolanda López y María del Carmen Ricardez, así como una fracción de los democráticos perredistas y otra buena parte de los conservadores panistas, así como de los señores del Verde, ese que se denomina Social Demócrata y del Panal. Nada de qué asustarse ¿verdad? Partidos engañabobos.
Con la suspensión de poderes en Cosolapa se solapa a un diputado priista, se quita un lugar a las mujeres en los gobiernos municipales y de nueva cuenta Oaxaca es noticia en el ámbito nacional e internacional por la presunta violación a los derechos ciudadanos de las mujeres, todo esto cuando apenas se había subsanado, al menos en una sentencia del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación el caso de San Bartolo Coyotepec.
Una pena de verdad. Esta vez no fue el Ejecutivo sino el Legislativo el encargado de poner la estocada a las mujeres. Al final dirán: I’ts just business.
@jarquinedgar
Dejar una contestacion