- “Gabino, siempre es bueno saludarlo, que tenga un buen día”, le dijo don Zeferino mientras estrechaban las manos.
Gabino Cué llegó al zócalo de la capital oaxaqueña, luego de concluir el homenaje con motivo del Aniversario Luctuoso del Benemérito de las Américas, Benito Juárez García, realizado en el Cerro del Fortín…y decidió caminar.
Tomó su saco de color obscuro y lo colocó en el hombro, el sol comenzaba a tornarse intenso. Con un andar pausado, disfrutando la sombra que ofrecen los enormes árboles de la capital oaxaqueña, recorrió los andadores de la Plaza de las Armas. A su paso, saludó a los prestadores de servicios turísticos, a los niños y a quienes coincidieron con él en ese tramo.
“Gabino, siempre es bueno saludarlo, que tenga un buen día”, le dijo don Zeferino mientras estrechaban las manos. Más adelante, atendió a una decena de ciudadanos quienes le expusieron temas que fueron canalizados a la oficina de Atención Ciudadana para su atención y seguimiento.
Luego, mientras recibía una llamada telefónica, llegó a la puerta principal del Palacio de Gobierno. Ingresó al edificio histórico desde el cual despachó también el Más Universal de los Oaxaqueños. Un pequeño lanzó un grito: “Adiós Gabino”, el Gobernador volteó rápido y agitando la mano se despidió del pequeño para ingresar a las oficinas.
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