Oscar Rodríguez
Organizaciones sociales en defensa de la equidad de genero, y feministas, acusaron al artista gráfico César Chávez integrante del colectivo ASARO (Asamblea de Artistas Revolucionarios de Oaxaca) y del proyecto Chicatana, de cometer abusos sexuales en contra de tres mujeres.
Las victimas encabezadas por la representante legal Fátima López, anunciaron que sabotearan las exposiciones del también artista grafico hasta que las autoridades judiciales lo llamen a cuentas por sus delitos cometidos.
Presentaron como evidencia un proceso legal por violación, pues a principios del 2014 durante una fiesta, el implicado abuso sexualmente de una menor de edad, cuando la victima dormía en la habitación de la casa de una amiga.
También ataco a otro menor en su centro de exposiciones y una mas fue agredida en un bar de la zona del centro histórico.
López acusa que a pesar de las pruebas y evidencias presentadas las autoridades judiciales se niegan a detenerlo argumentando falta de evidencias.
Las organizaciones por ello anunciaron una campaña en contra de Chávez para desacreditarlo y obligar a las autoridades actuar en su contra por los delitos que ha cometido.
Las inconformes advierten que no están dispuestas como movimiento social a que un presunto violador sea un referente en la gráfica oaxaqueña.
Los colectivos exigieron alto al hostigamiento, acoso y amenazas a las victimas de abuso sexual de César Chávez y exigieron también se garantice la seguridad de las mujeres denunciantes y sus acompañantes.
“Hacemos responsable a Cesar Chávez y a todos los colectivos con los que colabora, de nuestra integridad, y cualquier tipo de violencia que se suscite contra alguna de las personas que hacemos esta denuncia pública”.
En un manifiesto difundió por redes sociales se lee:
-A los hombres y colectivos que abusan de la confianza pasando por encima de los límites, deseos, decisiones y cuerpos de las mujeres.-La complicidad de las instituciones y colectivos gráficos que protegen a César Chávez.
-Al sistema político, judicial y social que: oculta y estigmatiza a las sobrevivientes, logrando que no se atrevan a denunciar a su agresor; culpabiliza a las mujeres de la violencia que recae sobre nosotras, promoviendo su naturalización y la impunidad de los agresores.
No hay atenuantes posibles, nada justifica una violación: ni la borrachera, ni una supuesta enfermedad, ni la ropa que lleva puesta una mujer. Tenemos derecho de escoger cuándo, con quién y cómo ejercer nuestra vida sexual., sostienen.
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