“Hacemos rap y hip hop a nuestra manera sin tomar ideas foráneas”

* Más de 20 músicos participan en gala del Encuentro De Tradición y Nuevas Rolas, en Durango
* “Aplauden a los del extranjero y a nosotros nos hacen menos… no fuera la selección de futbol”
* En tzotzil, nahua, purépecha y zapoteco, entre otros idiomas, cantaron en apoyo a los 43 normalistas

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Arturo Cruz Bárcenas – Enviado
Periódico La Jornada
Lunes 17 de noviembre de 2014, p. a13
Ciudad Lerdo, Dgo.

 

A ritmo de rap y hip hop, unos 20 músicos que cantan en sus idiomas originarios –como tzotzil, nahua, purépecha, zapoteco, teenek y maya– entonaron una pieza compuesta horas antes dedicada a los sucesos de Ayotzinapa.

En el jardín central de esta localidad, en el magno concierto del cuarto Encuentro De Tradición y Nuevas Rolas, en el cual tocaron 16 grupos musicales del mismo número de estados del país, las manifestaciones de coraje entre los jóvenes de Lerdo se expresaron en carteles que tenían frases de apoyo a quienes piden justicia y esclarecimiento de los hechos.

Los raperos y hip hoperos crearon la canción en las clínicas impartidas por maestros como Guillermo Briseño y poetas como Mardonio Carballo, quienes fueron traídos hasta este sitio para aportar sus experiencia y para que los jóvenes que cantan rock y sus variantes en sus idiomas nativos mejoren su nivel artístico.

Briseño los criticó, porque según él, la estructura de sus melodías era repetitiva, pobre, ingenua, y los instó a ser conscientes de eso, a aceptar sus limitaciones y comprometerse a estudiar más. La mayoría aceptó de buena gana las recomendaciones, pero algunos tomaron una actitud no tanto apática, sino rebelde.

Canción colectiva por Ayotzinapa

No obstante, las clínicas hicieron efecto y los más de 20 de músicos hip hoperos participaron en la canción colectiva. Dieron la base rítmica y cada uno escribió algo para los 43 normalistas desaparecidos.

Horas antes, en el inicio de la tocada, el presidente municipal no llegaba para dar el banderazo e instar al público a participar con alegría, porque esa fiesta era para ellos, organizada por el ayuntamiento y el impulso inicial, desde hace cuatro años, de la Dirección General de Culturas Populares del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.

Como no llegaba el funcionario y el respetable ya quería oír rock, comenzó el reven. Ya iba la mitad de la primera rola de la noche cuando llegó el alcalde. Se paró la música y el político Carlos Aguilera Andrade echó su rollo protocolario. Inauguración habemus. Y a darle.

Cada banda interpretó tres piezas. Todo comenzó a las siete de la noche y el ritmo machacón se extendió hasta la una de la madrugada del ya domingo. A esa hora ya eran pocos aferrados, amantes de los guitarrazos y batacazos. Martinete pesado.

El trío Inéditos Crew, de Guerrero, hip hopero y rapero en lengua mephaa y nasavi, encabezó al gran combo de sus colegas. En promedio, esa bola de creadores tiene 22 años.

Siendo de Guerrero, les correspondió estar al frente y se dijeron contentos de estar ahí, en el que es su primer viaje a Durango y en avión. Ellos son de extracción popular y la música se les ha vuelto una necesidad no sólo de diversión, sino de identidad social.

Su primera interpretación pegó hondo al hablar de una mujer de su comunidad que quedó embarazada y a quien sus padres le retiraron el apoyo. A rascarle en la calle, olvidada. La rola es una llamada de atención para que sus contemporáneos se cuiden y no traigan al mundo chamacos que no cuidarán como se debe porque apenas si pueden con su humanidad.

Son hip hoperos talacheros y se dijeron parte de una raza que le busca por el camino recto.

El público chavo, sus iguales, les pidieron otra. Sin problemas. “Vamos a poner un pequeño énfasis. Estamos contentos de estar aquí, pero hay algo que nos duele: ¡26 de septiembre, Iguala, Guerrero…!” Apenas pronunciado esto, los muchachos de enfrente gritaron “¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!”, una y otra vez. El clamor es en todos lados. “¡El gobierno le da largas al asunto y no aclara nada! ¡Quiere que esto se vaya olvidando poco a poco!”, advirtieron.
Los primeros acordes fueron de cualquier rap, con la base rítmica elemental. Subieron sus colegas. Muchos con una hoja de papel en la mano, donde horas o minutos antes habían escrito lo que dirían esa noche para dejar su sentir sobre los chavos de Ayotzinapa.

La letra prendió y el rap fue largo, más de 10 minutos. El Encuentro De Tradición y Nuevas Rolas prendía en Lerdo, ciudad que el domingo 16 de noviembre festejó 120 años de su fundación.

El rap-hip hop de esa noche plasmaba una historia y se hacía crónica, una suerte de esfuerzo contra la desmemoria y el olvido. “¡Ya estamos cansados de estos gobiernos!”, exclamaron, y la consonancia cundió una vez más. Los músicos son de Tlapa, donde el rap ha encontrado terreno fértil.

En entrevista, Pablo Bravo Tiburcio, de Inéditos Crew, dijo que en Tlapa tiene el oficio de la panadería. Su edad es de 22 años. Jairo Cruz Basurto, otro integrante de esa agrupación, también de 22 años, es intendente en la Secretaría de Salud y expuso: “Hago esto (la música) porque en verdad lo siento. Este encuentro es algo bueno y el gobierno debió de hacerlo desde antes, porque esto es real, cultura. Antes andábamos en el viaje y ahora andamos viajando”. Giovanni Mendoza Saavedra, llamado El Vani, informó que es chofer en Tlapa.

Pablo añadió: “Desde mi punto de vista, el gobierno está dejando que lo de los normalistas se alargue. Eso simplemente es una estrategia para que todos se vayan cansando y pase como lo de Tlatelolco. Es para decir que el gobierno no fue, pero sí fueron ellos. Están tapando ese hueco. Para que el cansancio se dé y dejen eso como caso perdido”.

Jairo agregó que los 43 desaparecidos tienen hermanos, padres, amigos, “y la verdad se contagia esta rabia que tiene la gente. Estamos hartos de la violencia y de tanta impunidad. De corazón: Ayotzinapa vive con nosotros y el hip hop también es libertad de expresión, de decir lo que realmente sentimos”.

El Vani: “La verdad, en Guerrero el pueblo es pacífico, pero tratándose de la gente, si tocan a la gente, todos se llenan de coraje e indignación. Pedimos justicia, y digo pedimos porque yo también soy indígena de la montaña. No nos hacen caso y nos marginan. Dicen: ‘esos son indígenas y hay que humillarlos’. Nosotros tenemos poquito talento y lo trajimos hasta acá. Perdimos una semana de trabajo allá. No trabajamos, pero esto lo hicimos de corazón. A los compañeros no los conocíamos, pero nos unimos y ahora somos una fuerza, juntos somos una fuerza. El rap y el hip hop son y siempre han sido de la calle. Lo que hacemos es a nuestra manera, sin tomar ideas foráneas”.

En Tlapa hay raperos, comentó, que se ganan un varo en la calle, en los camiones, en los micros. “El rap y el hip hop están vivos. Aplauden a los del extranjero y a nosotros nos hacen menos. No fuera la selección (de futbol)”.

 

 

 

 

 
Publicación original: http://www.jornada.unam.mx/2014/11/17/espectaculos/a13n1esp

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