Javier Lafuente – Madrid / EL PAÍS
Miguel Henrique Otero, hijo y nieto de periodistas, dirige El Nacional, el único diario independiente de tirada nacional que queda en Venezuela. Fundado en 1943, ha conseguido sobreponerse al control y la presión que, durante los últimos años, ha ejercido el Gobierno chavista sobre los medios de comunicación. De visita en España, Otero alerta de la situación que vive su país, sumido en una crisis económica y la necesidad de un cambio de modelo, que pasa por la salida del Ejecutivo de Maduro y el chavismo, a los que Otero, durante la charla, se refiere constantemente como “ellos”.
Pregunta. ¿Cuál es el mayor riesgo que corre El Nacional?
Respuesta. Que nos quedemos sin papel. Para este año lo tenemos resuelto, gracias a la solidaridad internacional. Por supuesto, hemos tenido que reducir la paginación, realizar ajustes importantes, pero hemos podido sobrevivir. Estamos pendientes de que el Gobierno, en su línea de estatalizar y controlar las empresas, pueda actuar contra nosotros o que vaya a criminalizar a nuestros trabajadores, a los que ha amenazado tantas veces, y empiece a detener a periodistas.
P. ¿Cómo ha vivido el acoso a la prensa estos años?
R. A nosotros nos asaltaron, dijeron que había sido el pueblo de forma espontánea, pero venían en autobuses de la alcaldía; hace unos 10 años nos pusieron una bomba, al tipo lo detuvieron inmediatamente y lo soltaron en una hora. Es el terrorista al que agarraron con las manos en la masa que menos tiempo ha pasado preso. Si hay un organismo que pone publicidad en El Nacional inmediatamente lo llaman, lo reprimen y lo amenazan desde el Gobierno. Además, hemos sido víctimas de la descalificación permanente de los medios estatales, que se dedican a difamarnos constantemente.
P. ¿Está la sociedad venezolana bien informada?
R. El 40% del territorio nacional solo lo cubren medios oficiales. Las colas [en los supermercados, por el desabastecimiento de productos] no salen en la televisión, no las pueden emitir. Los periódicos, salvo excepciones regionales o la nuestra, solo publican gacetillas del Gobierno. En la Red hay acceso a mucha información, existen muchos portales, a pesar de que ellos bloquean algunos. Aun así, siempre hay maneras de verlo, porque se puede cambiar una IP, pero no todo el mundo sabe hacerlo. Con el teléfono, por ejemplo, no se puede.
P. Usted y su periódico apoyaron la llegada de Chávez al poder, en 1998. ¿Se arrepiente de ello?
R. La prueba de que nos arrepentimos es lo que estamos haciendo. El problema de todos estos líderes carismáticos, populistas, es que no caen en paracaídas, existen porque lo que hay no es bueno. Después, las promesas que hacen respecto a la realidad están muy alejadas, son unos grandes mentirosos. Chávez llega al poder con la idea de implantar la tercera vía de Blair, y cuando se consolida, se vuelve cubano. No se lo podía imaginar nadie.
P. ¿Qué ha fallado en el chavismo?
R. El modelo. Es totalmente anacrónico. Solo existe en Corea del Norte y en Cuba, que ahora está viendo a ver cómo lo cambian. Hace 50 años la mitad del mundo vivía así, pero eso se cayó aparatosamente.
P. ¿Qué futuro le espera a Venezuela a corto plazo?
R. La situación es insostenible. Estamos ante una crisis económica de grandísima profundidad, que con la caída del precio del petróleo se multiplica por 20. La manera de revertirlo pasa por un cambio de modelo, de la percepción ideológica del país. Hay que buscar el apoyo del sector privado. Con medidas parciales no se va a salir. Se necesitan cambios profundos y ellos no lo van a hacer, porque están entrampados en su ideología.
P. ¿Qué papel desempeña Maduro y cuál Diosdado Cabello, su número dos?
R. La gente tiene en el imaginario que son distintos y que Cabello puede sustituir a Maduro. Yo no lo creo. Ellos son el régimen, un régimen que está en las últimas. Tienen que estar unidos. Si uno actúa contra el otro, se cae el régimen completo. Ellos lo saben, se necesitan.
P. ¿Va a caer Maduro?
R. La probabilidad es muy alta. Puede suceder cualquier cosa, una explosión social, una gran revuelta. A la inseguridad, a la falta de democracia, se junta ahora esta increíble crisis económica. Y no hay respuesta. En el último mensaje de Maduro al Congreso, el tema de la inseguridad no apareció por ninguna parte. Terminó diciendo que sobre la recuperación “Dios proveerá”.
P. ¿A qué se debe ese aumento de la pobreza del que alertan varios organismos?
R. Está vinculado al fracaso del modelo, que se basa en la dádiva, en el crecimiento de los ingresos externos por el precio del barril, no porque haya mayor productividad. Ese único producto fue creciendo año tras año, hasta que dejó de hacerlo. Ahora ha bajado. No pueden mantener el nivel de consumo ni de ingresos de una gente que no es productiva. Por eso la pobreza se multiplica. Las colas afectan a todo el mundo, pobres y ricos. Hay que ir a varios sitios para conseguir un producto u otro. Si tienes hijos pequeños y necesitan leche, es un drama. La gente, cuando viajas, te encarga champú, pasta de dientes, jabón para lavar ropa…
P. ¿Por qué no está unida la oposición?
R. La oposición no tiene diferencias fundamentales. Están unidos en el programa, en el objetivo, en las cosas importantes. Hay un problema de protagonismo, ese es el drama de la oposición venezolana, la falta de unidad por el protagonismo de sus líderes. Me refiero a [Henrique] Capriles, a Leopoldo López, a María Corina [Machado], a Antonio Ledesma, a Henry Ramos, Julio Borges, a todos. Cada uno individualmente es un gran líder, podría ser el líder. No es que haya unos buenos y otros malos. Pero tienen un problema de protagonismo entre ellos, que crea unas fricciones personales que les impiden crear una plataforma unitaria ante esta crisis. Cuando cayó [Marcos] Pérez Jiménez, en 1957, había una junta patriótica donde estaba todo el mundo; en Chile, con la Concertación, estaba la derecha democrática y el Partido Comunista. En España, no hay que irse tan lejos, se unieron todos…
P. ¿Es posible un cambio si no se logra la unión?
R. Hay una unidad electoral. En asuntos que tienen que ver con la crisis, con las movilizaciones, no hay un planteamiento conjunto. En el día a día de la política, que es importante cuando hay una crisis como esta, están desarticulados.
P. Leopoldo López lleva preso casi un año a la espera de sentencia. ¿Hasta cuándo cree que va a durar esa situación?
R. Lo que el Gobierno quiera que dure, porque eso no es un juicio. Cuando decidan que haya sentencia, saldrá que es inocente y lo soltarán porque no tienen pruebas.
P. ¿Qué similitudes ve entre Podemos y Venezuela?
R. Muchas. Estos movimientos de supuestamente gente nueva que está contra las cúpulas podridas, una frase chavista, que dicen que hay que cambiarlo todo, son movimientos que nacen dentro de un sistema donde la élite que gobierna tiene unas fallas muy grandes. Pero generan una expectativa sobre la gente que no termina en propuestas concretas. Esta gente de Podemos participó en el Gobierno de Chávez, eran sus asesores. Monedero tenía oficinas en el palacio de Gobierno y se le han hecho pagos como asesor. Nunca ha dicho que no estuviese de acuerdo ni ha hecho ninguna crítica. Trata de distanciarse un poco porque sabe que le perjudica, pero estuvo comprometido y hay gente que lo llamaba el gurú español.
P. Diosdado Cabello equiparó el chavismo con Podemos o Syriza, en Grecia.
R. Ellos creen que el proceso se reproduce en otros países. Consideran que el movimiento bolivariano se extiende a Europa. Aquí en España se distancian, pero no lo desmienten, porque saben los compromisos históricos que les atan.
Publicación original: http://internacional.elpais.com/internacional/2015/02/06/actualidad/1423252074_408506.html
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