ROSA SANTANA / PROCESO
CIUDAD DEL CARMEN, Cam. (apro).- Autoridades del ayuntamiento y dirigentes del sindicato petrolero agasajaron el pasado fin de semana al excampeón mundial Julio César Chávez e incluso utilizaron un helicóptero de Petróleos Mexicanos para pasearlo sobre el área de plataformas marinas.
Invitado por el promotor boxístico quintanarroense José Alberto Gómez Millar, la leyenda del boxeo mexicano asistió a la función “Oil Stone Knock Out”, que estelarizaron el sábado aquí el duranguense Cristian ‘Diamante’ Mijares y el filipino Vergel “Superman” Nebran.
Los anfitriones fueron el líder de la sección 47 del STPRM, el temido Víctor Manuel Kidnie de la Cruz y el alcalde Enrique Iván González López. Ambos personajes arrastran señalamientos de malos manejos.
De hecho, la Secretaría de la Función Pública (SFP) inhabilitó en 2011 a González López por 10 años para ocupar cargos públicos por encabezar una red de corrupción en la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), de la que fue delegado. Por ese delito, también se le impuso una multa de 35 millones 600 pesos.
Pese a la sanción federal, el gobernador Fernando Ortega Bernés mantuvo a González López como secretario estatal de Salud y al año siguiente lo impuso como candidato “de unidad” del PRI a la alcaldía y como munícipe.
El trienio de González López, quien será relevado en la alcaldía por el panista Pablo Lazarus, ha sido bastante cuestionado por la falta de transparencia en el manejo de los recursos públicos y sus oscuras relaciones, como la que tuvo con el ahora expropietario de Oceanografía, Amado Yáñez Osuna.
El pesaje de los boxeadores, por cierto, tuvo como escenario la Stella Maris, un monumento marino a la Virgen de El Carmen, que se conoce también como la Virgen de Oceanografía, porque el propietario de esa empresa le patrocinaría al ayuntamiento el proyecto, que se encuentra en el malecón.
Yáñez Osuna dejó a su amigo la obra a medias desde antes de que cayera en desgracia, por lo que el ayuntamiento debió concluirla.
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