Tómalo con Karma!

El ratoncito y la culebra

No, no es un cuento para niños; más parece un cuento de terror. El ratoncito y la culebra, enemigos naturales, en este asunto del manoseo sindical son cómplices, no adversarios.

 
Hipólito Rojas, el ratoncillo ciniquillo, y Javier Córdova, la horripilante culebra, líder regional y el de taxistas de la CTM, respectivamente, son ejemplo vivo de la corrupción política mexicana, son reliquias ya consumadas de la podredumbre sindical. Deberían ya ponerlos a descansar en las vitrinas de los más altos museos de la política corrupta de la nación.

 

 

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Hipólito y La Culebra han evadido por años a la Justicia acumulando decenas de infructíferas acusaciones formales de distintos presuntos delitos al cobijo sindical de la CTM, como lo hicieron y lo han hecho por años los más transas líderes de las más corruptas agrupaciones sindicales del país.

 
Fidel Velázquez, ex líder nacional de la CTM, era prácticamente una momia cuando dejó el cargo, y sólo su muerte en 1997 lo separó de la dirección de esa confederación de trabajadores. Poquito más de 60 años en el máximo cargo sindical de México, desde 1936, cuando Velázquez creó la CTM, y sólo le tomó un año corromper a la agrupación. Un año después, en 1937, Fidel Velázquez se habría apoderado totalmente de la CTM desarticulando a toda una corriente izquierdista que ponía en peligro los intereses ambiciosos de los grupos pequeños de poder.

 
Hipólito Rojas y Javier Córdova, (a) La Culebra, son los restos de esa podredumbre sindical que lucha por mantenerse en el poder corrupto, en el manoseo descarado de los recursos públicos, en el poder absoluto que en lugar de defender a los desprotegidos, a los oprimidos y los abusos de los que son víctimas, los aplasta aún más.

 
La culpa esencial de mantener en el poder corrupto y represor a estas migajas de la porquería del sistema político mexicano, la tenemos los propios ciudadanos que permitimos que continúen abusos, que no sólo solapamos esta corrupción sino que llegamos al grado de aplaudirla, de venerarla, inclusive de solaparla y encubrirla.

 
Hipólito Rojas, presuntamente, ahora es buscado por la Agencia Estatal de Investigación por cuentas pendientes con la Justicia, pero si el Pueblo y miembros sindicales encubrimos y seguimos aplaudiendo y solapando a estos mañosos, en lugar de denunciar sus abusos y exigir que se actúe realmente con todo el peso de La Ley, seguiremos todos viviendo dentro este círculo vicioso de porquería política e injusticia del que tanto nos quejamos pero que “aceptamos” tan cotidiano como un absurdo entorno obligado.

Au revoir

Mario Osiris Benavides Morin
Catedrático de la Universalidad de Oaxacalifornia

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