La Columna
Hiram Moreno
Más trágico que la desaparición de 43 jóvenes estudiantes desde hace un año, ha sido la omisa, irresponsable, indolente y cómplice actitud del gobierno federal, representado por el presidente Enrique Peña Nieto, que en todo este tiempo, ha negado saber qué pasó con los normalistas mandando a la comunidad internacional el mensaje real de que en México no se respeta la ley y no hay justicia, y lo peor, dejando a todo los mexicanos con el sentimiento de pena, de luto permanente, de impotencia, desesperación y el enorme deseo de un país de que se termine con la inseguridad y principalmente, la impunidad para quienes cometieron este crimen.
Como creer en el presidente y las instituciones cuando no fueron suficientes 365 días para darnos a conocer la verdad de Ayotzinapa, para aceptar y asumir la culpa de quienes participaron de una y otra manera en ello, para castigar a los culpables, sin importar si usa un uniforme de una o varias estrellas, para hacer justicia en un país donde cada día crecen a la par de los delitos graves como el secuestro y homicidios, la inconformidad social que me parece es peor que todo lo demás.
Como no va a doler el hecho de que seamos en México, porque así lo permiten los gobernantes y la clase política y empresarial, el país me parece a título personal, con el primer lugar de impunidad en nuestro continente, el país que pide en la frontera norte un trato digno para nuestros migrantes y da en la frontera sur y el resto de la ruta migratoria de centro y sudamericanos, un trato cruel, inhumano para quienes buscar alcanzar la frontera norte huyendo de la miseria, de la inseguridad y pobreza de sus países.
Como olvidar las promesas de que bajarían el gas, la energía eléctrica y la gasolina si el salario de hambre está hartando a la gente, como ignorar la riqueza escandalosa que acumulan políticos de los tres niveles de gobierno en menos de tres y seis años, dependiendo el cargo que les toque ocupar temporalmente.
Como no denunciar cuando vemos que juzgan a una madre por robar para darle de comer a sus hijos y condonan cientos de millones de pesos a empresas que aportan capital a campañas políticas de nuestros gobernantes que viven en casas blancas.
Como seguir callado ante la entrega de tierras a capitales extranjeros para explotar minerales preciosos del territorio despojando a sus verdaderos dueños, como no denunciar el saqueo de PEMEX y como podría explicar el presidente Peña Nieto que no sea juzgado por enriquecimiento inexplicable e injustificable el dirigente petrolero y los demás de las secciones petroleras de lo que queda de ese sindicato charro en el país.
Como justificará la entrega de playas en Quintana Roo a particulares y en el resto del país, como se escribirá la historia de los congresistas que por beneficios personales entregaron PEMEX y permitieron tantas reformas que son lesivas para el país y por ende para la mayoría de los mexicanos.
Como llamar a lo que ocurre en el mismo DF y diferentes estados del país con despidos masivos de trabajadores por el cierre de tantas plantas maquiladoras, de tantas fábricas porque ahora nadie habla de fayuca y ya está permitido importar cualquier cosa que se produzca en China, incluso las banderas y banderitas que se han vendido por miles en este mes de la patria, de la patria mancillada, ultrajada, violentada, saqueada.
¿Cuál empleo?, ¿Cuál seguridad?, ¿Cuál justicia?, ¿Cuál país?.
Señor presidente, bájese de su avión, de su camioneta y dese una vuelta por este país, por este México que se le esta yendo de las manos.
Pero primero, antes de que se baje o venda su avión, díganos que paso con los estudiantes, son 43 desaparecidos que marcarán su gobierno por el resto de sus días y es un país entero que está esperando una respuesta que convenza, que nos dé certidumbre de que en México se acabó la impunidad, de que en nuestro país si es posible dar paso a la justicia y que nos permita decir con orgullo, ahí va el presidente Peña Nieto y no, ¡ahí sigue el copetudo!, ¡el que permitió tanta impunidad!.
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