Hiram MORENO
Después de convalecer en una cama de hospital por más de cuarenta días, Ángel Salva González, más conocido como “Kola”, ya está en su domicilio particular desde donde se recupera y manda un saludo para todos sus amigos y agradece a quienes lo apoyaron en los momentos difíciles que paso para evitar la pérdida de uno de sus miembros inferiores a causa de una infección en un absceso que le salió en la pierna y pantorrilla derecha.
El popular Kola, por más de cuatro décadas se ha dedicado a la venta de periódicos, es un personaje que tiene mucho arraigo entre la población, se le puede ver igual en la iglesia que en el parque central o en un restaurante del puerto vestido solamente con un pantalón y sus periódicos bajo el brazo.
Solo usó zapatos y una camisa en un par de ocasiones en que lo designaron rey feo en el carnaval, porque esta costumbre se perdió igual que la celebración de esta fiesta del puerto.
Hace una década volvió a ponerse zapatos y camisa para ser bautizado en la iglesia de la Santa Cruz siendo su padrino el licenciado Rodolfo León Aragón, “que lo cargue, que lo cargue”, susurraron algunos asistentes pues Kola era una mole de carne imposible de levantar por una sola persona o dos.
En la década de los noventas fue entrevistado por reporteros de tv azteca que titularon el reportaje como “Kola, el hombre de piedra”, después vacilaban a Kola diciéndole que televisa también le haría una entrevista que esta vez se titularía “Kola, la mujer de roca”.
Un personaje del puerto, dicharachero, alegre, que tiene más de dos mil 400 seguidores en su página de Facebook, no hay político, de todos los partidos, que no quieran una foto con él, saben que así también ganan seguidores y algunos han ocupado, en otros tiempos, su abdomen para poner el logo de su partido, lo mismo los del PAN, del PRI y el PRD.
Kola es una personaje del puerto que hace más de 20 años ganó un premio de la lotería nacional con un billete que no le quisieron recibir por no haberlo vendido, al día siguiente, el administrador de la lotería en el puerto acudió a su domicilio a pedirle el billete por lo que Kola sospechó de algo y así se dio cuenta que era el billete ganador.
A pesar de eso siempre vivió igual, por décadas durmió sobre un madero que tenía ya formada la forma de su espalda, era un pedazo de madera pulida a fuerza de rozar su gruesa piel cada noche. Estaba este madero fuera de su casa, sobre la acera, cuando llovía se tapaba con un pedazo de plástico, muchas veces recibió ahí el diario de la mañana que después entregaba de casa en casa, de negocio en negocio.
Hoy, agobiado por la diabetes, lucha por cicatrizar sus heridas que pudieron costarle una de sus extremidades y aun espera recuperarse.
“Ya estoy bien, ya estoy en casa, gracias a la señora Diana de la sevillana, a doña Edith, a Manolo, José Luis, mi padrino, al búho, Canseco y el señor Temo que me apoyaron.
Dentro de un mes más, por curaciones, ya estoy en la calle vendiendo mi periódico”, expresa con ilusión al tiempo de confesar que está a dieta por treinta días más, para bajar de peso, aun cuando evidentemente ha perdido de más.
A sus 50 años que cumplió el pasado dos de agosto Kola aún tiene muchas ganas de vivir, de seguir vendiendo sus periódicos, mientras, convalece en su domicilio particular en la colonia Cuauhtémoc del puerto de Salina Cruz, bajo los cuidados de sus familiares.
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