Durante la ingesta de alcohol el organismo se protege de la intoxicación segregando enzimas que metabolizan y desechan las toxinas. Sin embargo, cuando se bebe demasiado la capacidad del organismo para metabolizar el alcohol es menor y se presentan los síntomas de la resaca.
De acuerdo con la doctora Perla Vazquez Altamirano, coordinadora de Prevención y Atención a la Salud del IMSS, cuando el alcohol llega a la sangre se produce una disminución de los azúcares presentes en la circulación, lo que provoca una sensación de debilidad y agotamiento físico.
El alcohol acelera la transformación de glicógeno (una sustancia que se encarga de almacenar el azúcar en el hígado) en glucosa y ésta se elimina de forma más rápida. Es decir que el alcohol inhibe a la vasopresina que es la hormona responsable de mantener el balance de los líquidos en el cuerpo, sin la función de esta, el riñón comienza a eliminar más agua de la que ingiere y provoca que el organismo busque el agua en otros órganos. Esto provoca que las meninges (membranas que cubre el cerebro) pierdan agua y por tanto aparezca el dolor de cabeza.
La resaca se caracteriza por dolor de cabeza, fatiga, sed intensa, ardor de estómago, malestar general, visión borrosa, acidez estomacal, temblores, diarrea, mareos, náuseas y puede llegar hasta el vómito.
Finalmente, Vazquez Altamirano indica que, en general, se puede decir que los síntomas de la resaca son causados por deshidratación, alteraciones hormonales, desregulación de las vías de metabolización de las citoquinas y efectos tóxicos directos.
La mejor forma de prevenir la resaca es no beber o beber muy poco. No hay que mezclar alcohol con agua, ya que acelera el proceso de absorción.
Hay que evitar las bebidas más oscuras (brandy, whiskey, vino tinto de garrafa). Comer antes de beber evitando las comidas fuertes o con grasa y nunca ingerir alcohol con el estómago vacío.
Los productos lácteos (leche o yogur) crean una película protectora en el estómago. No se deben de beber combinados, sobre todo bebidas con cafeína, ya que los efectos excitantes de la cafeína anulan los relajantes del alcohol incrementando sus efectos aunque en principio se note menos.
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