*”Cuando despidan a un ser querido que va a trabajar, háganlo con amor, no sabemos si lo volveremos a ver”
Hiram MORENO
La iglesia de la santa Cruz fue el punto de reunión, de encuentro de todos los que conocieron a Martin Balderas Palomares, a quien conocieron más como “cocotero”, amigo leal, respetuoso, alegre, solidario.
Estaban sus familiares más cercanos, sus amigos de toda la vida, sus compañeros de trabajo, con quienes formaba el frente de ataque cuando se empezó a sentir mal y le dijeron que fuera al servicio médico y después no supieron más de él.
“No soy presidente municipal, líder petrolero, ni gerente de refinería, nadie me llamo para hacerlo, pero quiero junto con ustedes, hacer un homenaje y reconocer el trabajo y sacrificio de Martin, que ofreció su vida para salvar la de nosotros”, expresó Juan Manuel Vázquez, párroco de la iglesia de la Santa Cruz, donde se ofició la misa de cuerpo presente del operador de contra incendio que murió tras la explosión que a las 8.45 dela mañana del pasado miércoles 14 de junio cimbró al puerto de Salina Cruz.
“Cuando despidan a sus familiares que van a trabajar a la refinería y a cualquier centro de trabajo, háganlo con amor, con cariño, denle un beso, no sabemos si los volveremos a ver”, añadió el religioso.
El ambiente era de dolor, de pena, de tristeza, los ojos de hombres fuertes, que combaten incendios con temperaturas superiores a los doscientos grados centígrados, estaban húmedos, pero esta vez no de agua de las mangueras, ni de la lluvia, eran lágrimas de dolor.
¿Martin Balderas Palomares…”¡Presente!, se escuchó tres veces en la iglesia, donde inusualmente el padre responsable, permitió se hiciera el homenaje al bombero caído en el cumplimiento de su deber, los aplausos se escucharon durante la misa ya que por momentos se mezclaron liturgia, reconocimiento y llanto de todos los que lo conocieron y quisieron.
El casco del bombero caído estaba sobre el féretro que todos querían cargar, que abrazaban y miraban sin poder dejar de llorar.
La imagen de tamaño natural de cocotero a un lado del ataúd remitía a sus amigos a la época de las fiestas discos, las tardeadas donde convivían todos y donde cocotero hizo a sus amigos de toda la vida.
Otros lo recordaban en sus motos, circulando y saludando por la ciudad, bailando en los antros donde tenía infinidad de amigas y amigos, manejando el camión contra incendios de la refinería, desfilando al frente de sus compañeros los días 25 de enero cuando en el puerto celebran el aniversario del frente liberal sindicalista 25 de enero, brazo político de la sección 38 del sindicato de trabajadores petroleros de la república mexicana, sindicato al que perteneció gran parte de su vida.
Alguien le pregunto si podía ir por sus propios medios al servicio médico y él respondió que si, después dejo la línea de ataque, soltó la manguera y empezó a caminar por el bordo del tanque de 500 mil barriles.
Después nadie supo de él hasta terminada la jornada, la tristeza invadió a todos los del departamento contra incendio de la refinería “ingeniero Antonio Dovali Jaime”.
Sin embargo, PEMEX no hizo ningún comunicado de hombre desparecido o fallecido, la misma tarde del día 14 de junio, José Antonio González Anaya, director general de PEMEX, acompañado del gobernador del estado, Alejandro Murat Hinojosa, sobrevoló la refinería y el área de 500 mil que aun ardía y sostenía explosiones de las bombas del área de almacenamiento de 500 mil barriles.
Por la noche, amos funcionarios acompañados del presidente municipal, Rodolfo León Aragón, ofrecieron una conferencia de prensa donde el director de PEMEX aceptó toda la responsabilidad del accidente, pero negó que hubiera pérdidas de vidas humanas.
A Cocotero lo encontraron esa madrugada, fue un bombero de los que llegaron de otros centros de trabajo de PEMEX quien lo encontró, “tenía puesta aun su inseparable cadena de oro y sus cangurera”, pero no dijeron nada hasta horas después, solo lo taparon y dejaron en el área del combate al incendio.
“La explosión le rompió los oídos”…”Dicen que la explosión lo aventó al dique de contención donde inconsciente como estaba murió ahogado”…El que dijo que él llevaba una pipa y esta se apagó y al arrancarla provocó la explosión por no tener el matachispas, es un irresponsable que buscaba responsabilizar al compañero, el no murió en la pipa, hubiera muerto calcinado y él no estaba quemado, murió cuando iba rumbo al servicio médico, se perdió y no supimos más de él”, confía un trabajador, que sigue llorando, no puede parar por la muerte de su amigo.
Como pocas veces se ha visto en el puerto, la gente esperaba el paso del féretro por la calle principal de Salina Cruz, que va de la iglesia al panteón municipal. Frente a la CTM le aplaudieron al bombero caído, enfrente de las oficinas de la sección 38 del STPRM se escucharon porras para cocotero y al pasar frente al domicilio familiar en el barrio canta ranas donde vivió toda su vida, lo despidieron sus hijos, su esposa y su señora madre, el momento no podía ser mas desolador.
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