Así es la vida en los barcos camaroneros…
Texto y fotos: Hiram MORENO
Las 120 toneladas de peso bruto del barco “Fipesco 70” no significan mucho en altamar, las olas mecen y mueven a su antojo los barcos camaroneros que para navegar con dirección dependen solamente de un motor y un generador, el primero es todo, mantiene en movimiento la propela que impulsa la nave y el segundo los dota de la energía eléctrica para poder iluminar la embarcación y principalmente, para mantener la temperatura adecuada en la bodega y se conserve el camarón congelado y de primera calidad.
Arrepentido de haber insistido tanto para que nos permitieran embarcar y documentar la vida de los pescadores en altamar, con el estomago protestando y caminando como si hubiera dado cuenta de una botella de mezcal, poco a poco logró caminar al ritmo del mar, de las olas reventando a babor y estribor mojándolo todo.
“Suelten los cabos”, fue lo primero que escuche decir con la autoridad que le da ser el patrón del barco a Letricio López Rojas y empezó la maniobra de zarpe luego de una exhaustiva revisión con un binomio canino a toda la nave que incluyó la debida documentación de los que íbamos a bordo por parte del personal de la secretaria de marina y de la autoridad marítima federal.
Los protocolos de seguridad son muy estrictos ahora que se reformó la ley y cada nave que ingresa o sale de un puerto mexicano, tiene que pasar los filtros de control, de revisión, de seguridad.
Empezamos a dejar el puerto atrás, cada uno de los tripulantes sabe que debe hacer y mientras unos vacían costales de sal en grano en un recipiente donde mezclan la sal con agua para hacer la salmuera que les permitirá conservar el camarón congelado a bajas temperaturas, otros preparan los equipos de pesca, sueltan las tablas que con cadenas al ser bajados al mar abren la red y forman una trampa que captura todo, menos tortugas y lo malo, grandes peces que antes salían en la red.
Ahora las redes son mas ligeras y resistentes, pesan menos, antes eran chinchorros de hilo, ahora son de plástico, tienen instalados excluidores de tortugas que les permite a los quelonios salir antes de llegar al bolso, como se conoce la parte de la red donde se deposita todo lo capturado, también logran salir la mayoría de las veces, enormes robalos, pargos, guachinangos, meros y curvinas.
TARZAN DEL MAR
Julio Cesar Juárez De Los Santos, es ayudante del motorista, pero igual la hace de Tarzán, pero en el mar. Los tangones son dos brazos metálicos que van uno a cada lado del barco, es decir, uno a babor y otro a estribor, lado derecho e izquierdo del barco, donde va también un chinchorro por cada lado, mismo que trabaja con una tabla doble cada uno, las cuales se abren y forman la trampa en altamar, con esas redes de arrastre con cadenas que van removiendo el fondo y pescando toda la fauna marina que no puede escapar.
Antes de lanzar las redes hay que subir por cada tangón y quitar el gancho y el cabo con el que se hace la maniobra de tirar las tablas que pesan como 300 kilogramos cada una y son un par por cada red. La maniobra es manual y no importa si este picado o no el mar, como le llaman a si hay marejada, olas o esta calmado el mar.
COMO MARQUE EL CHANGO
Después de esta agotadora actividad, el changuito, una replica a escala de la red normal, es monitoreado cada 45 o 60 minutos y para sacar el chango se ocupa igual el guinche con el que se hace toda la maniobra durante los 30 días de pesca que dura un viaje normal.
El primer muestreo del chango se hace cerca de las nueve de la noche, en el no aparece ni un camarón de exportación, solamente basura, botes de plástico que empiezan a ser una constante en cada pesca en altamar, algunos peces globo que muestran sus espinas, crías de jaibas, lenguados pequeños, crías de manta raya, caracoles, un par de pequeños camarones de piedra, una sola cucaracha marina, riquísima, de gran demanda comercial y vuelve el chango al mar.
“El chango no marco bien, pero al menos no hay mucha basura”, expresa el motorista Roberto García Villalobos, con quien bromeamos respecto a la canción de Agustín Lara que ahora aseguramos compuso sentado en una hamaca y tomando agua de coco frente al mar, donde “la vida es más sabrosa”.
A las once 20 de la noche animados por un par de camarones de color café que salieron en el chango al tercer muestreo, el capitán del barco da la orden y cada uno toma sus puestos y empiezan a subir la red. Un lado a la vez, mas vale maña que fuerza, comparte el capitán López Rojas que asienta con la cabeza, todo esta sincronizado, amarres, maniobras con poleas, cuerdas y aparejos y desatan los bolsos que depositan la pesca en la cubierta del barco ubicada en la popa del mismo, es decir, en la parte de atrás.
Y SE ABRIO EL BOLSO
Como si se rompiera una piñata, todo cae rápidamente en la cubierta, una manta raya mariposa sale del bolso como si estuviera en el agua y advierte el marinero Luis Robles Castro, “cuidado no te vaya a picar”. Después del brinco inesperado que dimos para evitar la cola de esta mantarraya, no sabia que tomar, la maniobra de regresar la red al mar, el güinchero, los peces brincando en la cubierta, el pez diablo, las jaibas, los peces globo o la expresión de alegría en el rostro de los pescadores que quizás pensaban que esta sería una buena temporada de pesca.
Lo que no es comercializable se regresa al mar, mas vivos que muertos, a veces al revés, pero nada se desperdicia, lo que no se comerán los humanos se lo comen las gavotas, los peces que van navegando con el barco, principalmente toros como se les conoce también a los jureles, barriletes, delfines, tiburones.
El “cuidado” llega tarde, el estiércol de las tijerillas que sobrevuelan la embarcación y se posan sobre los aparejos no parara en toda la pesca. “los patos son los que cagan más”, expresa a manera de consuelo, o quizás de advertencia el maquinista del “Fipesco 70”, que después informa que el viaje de prueba de equipos tendrá que terminar pronto, el barco no tiene refrigeración y debe volver a puerto para su reparación.
HERMOSO ROBALO
A las dos de la mañana del 18 de septiembre se sube el segundo lance y la pesca mejora considerablemente. La tripulación se alegra porque entre todo sobre sale un hermoso ejemplar de robalo de aproximadamente siete kilogramos, según el calculo del cocinero Joel Ramos Terán.
Vamos a comer caldo temprano anuncia a la tripulación que sigue junta, agachada seleccionando el camarón y pescado popular bajo el embate de las tijerillas que no dejan de salpicar.
Gregorio Carrillo Marín, otro de los marineros del barco se suma a las labores de limpieza de la cubierta, mientras que el ayudante de motorista, Julio Cesar Juárez de Los Santos está alineando las manta rayas que se han pescado, porque el capitán López Rojas anunció que a las cuatro treinta se recogerá el ultimo lance y se entrara a puerto para reparar la refrigeración.
EL BOTETE DE LA MADRUGADA
Son las tres de la mañana y en la cubierta solamente esta el cocinero y el reportero alineando el Robalo, “el gordo no se tira, le da sabor al caldo, esta hermoso este pescado y el caldo va a estar rico, ya vas a ver”, expresa Joel Ramos Terán, que confiesa tener mas de treinta años como pescador en altamar, pero que por su sonrisa parece disfrutar, como cuando salió entre la red un pez conocido como botete y poniéndolo en la cámara expresó “¡así o más grande!”.
LA PESCA ES UNA ACTIVIDAD PELIGROSA: JCJDLS
Por su parte Julio Cesar Juárez De Los Santos, encargado de la maniobra en los tangones sobre las tablas, cuando se bota y cuando se recupera la red, expresa que la pesca es una actividad de alto riesgo, peligrosa, pero que les permite llevar algo mas de dinero a sus casas para mantener a sus familias.
El camarón y pescado capturado fue lavado y puesto en unos costales mientras la nave camaronera cruzo en antepuerto y atracó en el muelle de inspección hasta donde acudieron elementos de la secretaria de marina a pasar nuevamente revisión de todo para cumplir con el protocolo de seguridad.
El hermoso pastor belga malinoi olfateo todo el barco, los camarotes, cocina, bodegas, cuarto de máquinas, puente de mando y cubierta pero además de caca de pájaros, pescados y camarones, percibió la alegría de los tripulantes por el inició de la temporada de pesca 2018-2019 que inició el pasado 19 de septiembre.
QUE LAS BODEGAS SE LLENEN DE CAMARONES
La esperanza de los hombres de mar es salir a pescar y regresar a puerto con las bodegas llegas de camarones con calidad de exportación, muchas toneladas, porque ahora el precio es bueno, fluctúa entren 250 y 280 mil pesos la tonelada de camarón de exportación y aproximadamente 180 mil pesos la de consumo nacional.
Detrás del “fipescco 70” entró al puerto también el barco camaronero “Propmar I” que también fue a probar sus equipos de pesca. Los elementos de la secretaria de marina subían a inspeccionar esa embarcación cuando el capitán López Rojas despegaba del muelle de inspección para atracarse en el muelle de su compañía, de donde bajamos de un salto despidiéndonos de la tripulación.
Después de todo, “en el mar la vida es mas sabrosa”, es una bonita canción.
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