Oaxaca de Juárez, como es conocida en la actualidad, es una ciudad que alberga una gran riqueza gastronómica, cultural y arquitectónica, que anteriormente se llamaba Tepeaca, denominada así por lo primeros españoles que residieron aquí.
Este nombre fue sustituido en 1821 por «Oaxaca», palabra derivada de la lengua náhuatl Huaxyácac que significa «En la nariz de los huajes».
Posteriormente esta gran entidad, recibió en 1526 la autorización formal para ser Villa. Luego fue reconocida como la Villa de la Nueva Antequera en 1528, porque el Oidor Real Nuño de Guzmán era de Antequera España.
En 1532 recibió el título de «muy noble y leal ciudad», llamándose «Antequera», por el rey Carlos V de España, por medio de la cédula real firmada el 25 de Abril en Medina del Campo, España.
Asimismo, una vez que Oaxaca ya era ciudad, el 10 de octubre de 1872 a través del decreto número 4, se le otorgó el nombre «Oaxaca de Juárez», en memoria del gran noble, Benemérito de las Américas, licenciado Benito Juárez García.
El descubrimiento colonial de la ciudad de Oaxaca, se dio a partir del hallazgo de Monte Albán, uno de los más importantes tesoros arqueológicos de México.
Hoy en día el que viene al estado de Oaxaca, tiene una obligada visita a su capital, una ciudad llena de colorido, originalidad y genuino sentimiento religioso.
Oaxaca de Juárez es de esos lugares que se quedan en la mente y en el corazón de quien lo visita. El recuerdo de haber caminado por sus calles, sus plazas y mercados, acompañados de una cadenciosa música, nos deja esa sensación de querer volver pronto.
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