* El escándalo de corrupción obliga a marcharse al máximo dirigente del fútbol mundial
El presidente de la FIFA, Joseph Blatter, reelegido el pasado viernes en Zúrich, ha presentado esta tarde la dimisión rodeado de decenas de casos de corrupción. «Mi mandato no cuenta con el apoyo de todos», ha declarado el dirigente suizo que convoca un congreso extraordinario para elegir sucesor, al que no se presentará.
La dimisión de Blatter, de 79 años, se ha producido horas después de que se conociese que la investigación de la fiscalía estadounidense sobre la supuesta red de corrupción en la FIFA alcanzase a su mano derecha, el secretario general del organismo futbolístico internacional, Jerome Valcke. La investigación en Estados Unidos reveló que Valcke transfirió 10 millones de dólares en 2008 a cuentas manejadas por uno de los dirigentes detenidos la pasada semana, el exvicepresidente de la FIFA Jack Warner. El dinero procedía de la federación sudafricana, que lo justificó como pagos para el desarrollo del fútbol en el área del Caribe. Los investigadores, sin embargo, sospechan que se trataba de sobornos para lograr apoyos a la celebración del Mundial de 2010 en Sudáfrica, según The New York Times.
Blatter ha leído esta tarde en Zúrich una declaración en la que ha explicado que «por el bien de la FIFA» ha decidido convocar nuevas elecciones a las que él no concurrirá. «La FIFA necesita una profunda revisión», ha admitido.
Seis días después de que el FBI destapase un caso de corrupción que supuso la detención de hasta siete miembros de la junta directiva de la FIFA y a las pocas de ser reelegido en el congreso de la FIFA como gran triunfador, Joseph Blatter compareció ante la prensa para destacar dos ideas: que él era el hombre indicado para recuperar la confianza en el organismo que controla el fútbol mundial; y que los casos de corrupción que han escandalizado al mundo no le afectaban directamente ni a él ni a la organización que dirige desde 1998. “Los delitos cometidos se circunscriben a América del Norte y del Sur. Nos vemos afectados porque las personas detenidas ocupaban cargos en la organización, pero la FIFA no tiene un papel directo”, insistió entonces el recién reelegido presidente en la sede del organismo en la ciudad suiza de Zúrich. Las prácticas que Blatter considera «casos aislados» son, según el Departamento de Justicia de EE UU, corruptelas “desenfrenadas, sistémicas y arraigadas”.
“No necesitamos una revolución, sino una evolución. Me hacen responsable de esta tormenta. De acuerdo. Asumo la responsabilidad y estoy dispuesto a seguir adelante”, anunció el suizo que, pese a llevar cuatro décadas en la cúpula de la FIFA y presidirla desde 1998, dijo que se le había hecho corto su paso por la organización. “¿Qué es el tiempo? A mí me parece que ha sido muy poco el que he pasado en la FIFA”, dijo. Blatter lanzó solo una propuesta concreta: crear una oficina que reúniera a futbolistas, ligas y clubes profesionales, una iniciativa interpretada como un golpe directo a la UEFA.
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