Nunca creí que hubiera conjura comunista en el 68: Zabludovsky

Por Arturo García Hernández / LA JORNADA

 

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El 3 de octubre de 1968, al día siguiente de la matanza en Tlatelolco, Jacobo Zabludovsky recibió una llamada de Gustavo Díaz Ordaz en las instalaciones de Telesistema Mexicano (hoy Televisa) en avenida Chapultepec. El entonces presidente le reclamó al periodista que en un noticiario nocturno de la víspera, transmitido por Canal 4, hubiese aparecido en pantalla portando una corbata negra. Díaz Ordaz «estaba muy disgustado». Zabludovsky le explicó: «Señor presidente, yo uso corbata negra desde hace años. No tengo otra». El mandatario no dijo más. «De alguna manera terminó la brevísima charla. Y ya».

Zabludovsky recuerda la anécdota para mostrar de qué manera todos los medios fueron sometidos a una estricta vigilancia por parte de las autoridades: «Estaban empeñadas en que en ninguno de los medios se diera una información que ellos consideraban excesiva. Nos reducían a nuestra mínima expresión».

Treinta años después de los hechos, Zabludovsky es coordinador y director editorial de la serie Testigos, a través de la cual Televisa ofrecerá, todos los días a partir de hoy y hasta el viernes, una revisión de lo que fue la génesis, evolución, conclusión y consecuencias del movimiento estudiantil de 1968. Se verán y oirán testimonios que hace no mucho hubiera sido impensable ver en televisión abierta.

Domingo 27 de septiembre. Mediodía en la Plaza de las Tres Culturas. Zabludovsky graba parte de lo que serán sus intervenciones en Testigos. Entre cada toma, habla en entrevista de sus recuerdos de aquellos días y reflexiona sobre hechos que aún hoy le duelen: «Me duelen porque todavía no encuentro la respuesta a esa pregunta que mi querido amigo Abel Quezada hizo el 3 de octubre en un famoso cartón que no era más que una mancha negra y un título: ¿Por qué? Mientras yo no encuentre la respuesta a eso, mi propia herida del 68 no va a cicatrizar».

En 1968, Zabludovsky conducía junto a Pedro Ferriz un noticiario que se transmitía por Canal 4 a las 19:45 horas: el mitin en Tlatelolco «parecía una etapa más de un conflicto que había empezado en la plaza de la Ciudadela, meses antes, con el enfrentamiento entre estudiantes de dos escuelas, el cual parecía un incidente menor, pero que fue el principio de lo que el 2 de octubre íbamos a ver aquí. Ese fue un incidente importante. El otro fue la salida del Ejército a la calle. ¿Quién sacó a los soldados de los cuarteles?»

-¿Tenía usted entonces una tesis al respecto?

-Nosotros estuvimos tratando de informar en los pocos noticiarios que Telesistema tenía en aquella época. Los de la televisión eran manejados en su mayoría por periódicos. Había uno de Excélsior a las 11 de la noche. De tal manera que cuando se habla de la televisión en aquella época, no es la televisión actual.

-¿No representaban la posición editorial de la televisora?

-Tan no la representaban que a raíz de eso el señor Emilio Azcárraga Milmo decidió crear la dirección de noticiarios de Televisa y se cancelaron los de los periódicos. Ahí nació lo que hoy es la organiza- ción noticiosa de Televisa.

-Usted dice que venían tratando de informar. Llama la atención el gerundio tratando. ¿No se podía informar de todo?

-No. Eran momentos de una estricta vigilancia por parte de las autoridades, que estaban empeñadas en que ninguno de los medios dieran una información que ellos consideraban excesiva. Nos reducían a nuestra mínima expresión. Recuerdo una restricción a nuestras posibilidades de informar. Y cuando digo «nuestras» me refiero a todos los periodistas, no sólo a la televisión. Un ejemplo: el periódico Excélsior, que dirigía Julio Scherer García, dedica su cabeza de ocho columnas del 4 de octubre, cuando todavía la sangre de Tlatelolco no había coagulado, a decir que sí va a haber Juegos Olímpicos en México.

«Le voy a contar una anécdota personal que refleja en gran medida el carácter de Díaz Ordaz, más que muchos libros o testimonios: el día 3 de octubre me llamó por teléfono. Fue la única vez que Díaz Ordaz me llamó por teléfono, aunque habíamos conversado en otras ocasiones. Me habló para preguntarme por qué la víspera había yo aparecido en pantalla con corbata negra. Le dije: `Señor presidente, yo uso corbata negra desde hace unos años. No tengo otra, más que negra’. El estaba muy disgustado».

-Hacer esta serie, hablar del 68 hoy, ¿es una forma de reivindicación para usted como periodista?

-No hay por qué hablar de una reivindicación. Todos los periodistas de la época, ¡todos!, actuábamos de acuerdo con el margen de posibilidades que la realidad nos daba. El noticiario que Pedro Ferriz y yo hacíamos duraba 14 minutos. Descontados los comerciales se reducía a nueve o 10 minutos. Eso era todo. Como le digo, los otros noticiarios los hacían los diarios. El periodismo de radio todavía no tenía la presencia que tiene actualmente. Los medios impresos redujeron en gran medida toda opinión abierta. Y hubo una intervención directa en todos por parte de Fernando M. Garza, en aquella época jefe de prensa de la Presidencia del señor Díaz Ordaz. No existía el videotape, que hoy nos hubiera permitido tener testimonios de lo que se hizo en la televisión, aunque la memoria de la gente lo conserva. Pero sí están en las hemerotecas los periódicos. Basta revisarlos para ver que muchos periodistas que hoy se consideran adalides de las sagradas libertades de expresión y de opinión, se plegaron a las peticiones oficiales.

-Ningún medio tenía el impacto público de la televisión.

-Así es. Tal vez por eso las críticas se centran en la televisión. Y de la televisión, en algunas personalidades que alguien considera que eran destacadas ya. Y en programas que tenían mayor importancia que otros. Aunque entiendo esos ataques en esa forma, también considero que no son prudentes, y no obedecen a un espíritu crítico honesto.

-¿Por qué?

-Porque centralizan sus ataques sólo en un programa o dos, sin acordarse que el noticiario de Excélsior tal vez era el más importante de la época. De ese no dicen nada. Creo que también con esa actitud tratan de ocultar sus propias circunstancias.

-Pasados 30 años, ¿cuál es su reflexión personal sobre el 68?

-Creo que por parte del licenciado Díaz Ordaz faltó un manejo político flexible de todo el problema desde el principio. El consideraba que era inherente al cargo de presidente un actitud de inflexibilidad. No sólo en este caso. Ya habíamos vislumbrado lo que era la voluntad del Díaz Ordaz en el conflicto de los médicos, a finales del sexenio de López Mateos.

-Pregunta usted en una de sus intervenciones ante las cámaras: ¿Quién perdió? ¿Quién ganó? Usted qué responde.

-Es muy difícil definir, porque no es una pelea de boxeo. Fueron una serie de acontecimientos sumamente costosos, dolorosos, crueles. Pero al mismo tiempo se avanzó en materia de democracia en México, en apertura paulatina de los medios, se abrieron posibilidades de partidos de oposición, se modificaron leyes como la que tipificaba como delito la «disolución social», que no era más que una máscara para poder castigar a disidentes o a quienes pensaban distinto. Eso desapareció a raíz del 68. Pero el balance todavía esta por hacerse.

-Se dice que Televisa tiene un archivo con imágenes inéditas del 68. ¿Es cierto?

-No. Las que tenemos no son inéditas. Se transmitieron en su momento. Son entrevistas, tomas de marchas, tomas de encuentros callejeros, la primera manifestación después del incidente en la Ciudadela. Más que el valor de ser inéditas, tienen el de venir a recordarles a quienes ya se les olvidaron algunas cosas que pasaron y se dijeron.

La entrevista con Zabludovsky concluye frente al ex Colegio de San Ildefonso, lo que era la Preparatoria número uno en el 68, cuya puerta fue destrozada por un bazukazo: «Yo llegué minutos después de que la puerta fuera destrozada. Ahí se habían refugiado estudiantes y no estudiantes que habían participado en una manifestación en el Zócalo. Llegué y me metí entre los escombros. Cuando vi destruida la puerta de lo que había sido mi escuela, pensé que era una demostración simbólica de lo que era el 68, porque la Escuela Nacional Preparatoria era el núcleo de la educación superior en México, aquí escuchamos a los mejores maestros que se pudieron dar en el siglo XX, aquí se mezclaban las humanidades con las carreras técnicas. Ver destrozada la puerta de esta escuela te decía más que muchas descripciones, más que miles de palabras».

En su momento, Jacobo Zabludovsky fue señalado como una de los divulgadores de la tesis diazordacista en el sentido de que el movimiento del 68 era una conjura «ruso-castrista». Hoy se le pregunta:

-¿Creyó usted que se trataba de una conjura comunista?

-Nunca creí en eso. Fue un movimiento generado espontáneamente al principio y luego penetrado por grupos que trataban de llevar agua a su molino, pero en ningún momento esas penetraciones decidieron el curso de los acontecimientos.

La producción de Testigos está a cargo de Federico Wilkins y cuenta con la participación de Joaquín López Dóriga, Ricardo Rocha, Abraham Zabludovsky y Lolita Ayala. A decir de Jacobo Zabludovsky, con Testigos Televisa «está iniciando una nueva forma de hacer periodismo en televisión». En esta ocasión la serie está dedicada al 68, pero se realizará «cada vez que los acontecimientos generen la necesidad de que volvamos al aire», sin una periodicidad fija.

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