El sabor de los dulces y las calaveras de azúcar se disfrutan desde antes de que se ponga el altar, los pequeños de las casas son los primeros que se roban la fruta, las cañas, las galletas decoradas, después del día primero, dia en que se venera a los muertos pequeños, a los niños, los inocentes, se prepara todo para la llegada de los finados adultos, los muertos grandes. aunque ambos duelen igual.
En las calles habilitadas como mercado aun cuelgan los disfraces, y la gente de Boca Del Rio, la Ventosa, San Blas y Puente Madera venden las flores de cempasúchil, las cresta de gallo para los altares, para las tumbas.
El pan de muerto no debe faltar, se disfruta con café, con chocolate, su sabor no tiene igual.
En momento de encontrarse con la familia en el campo santo, de hacer la bola, con las chelas, con refrescos, con café y pan.
Algunos solo aco0mpañan a sus difuntos, a sus pequeños el día primero, a los demás el día dos, en las sepulturas se escucha música, canciones que les gustaban, las tumbas se ven hermosas llenas de flores.
Se habla con los muertos, se les cuenta como esta la familia, se les pide que nos cuiden, que estamos bien, otros, les cuentan sus penas, otros las anécdotas alegres con las que se les recuerda.
Es todo santos, todos vamos al panteón, a visitar a los seres queridos que se fueron y que vuelven a casa como cada año, a recordarnos que mientras no los olvidemos están vivos, en nuestros pensamientos y en nuestros corazones.
¡Míralos, ahí van, ahí están, son ellos, nuestros abuelos, nuestros tíos, nuestros primos, nuestros hermanitos, los compadres, nuestras parejas y nuestros amigos, pasen, pasen, nunca los vamos a olvidar!.
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