Y sigue vivo este lunático espacio.
Al cobijo de una hermosa luna de abril, la voz de las mujeres se levanta al tiempo que siguen levantando nuestras faldas en la calle. Nuestra voz se eleva y se elevan también los índices de abuso, acoso y feminicidio. La mujer se empodera y ellos siguen en el poder, transgrediendo, violando, ultrajando, esclavizando.
#VivasNosQueremos . Si vivas, no en la fría plancha de una morgue, ni desnudas y apuñaladas entre los matorrales, no es allí nuestro lugar. No debería ser.
Sin embargo, la impunidad sigue deambulando en cada esquina, en los autobuses, detrás de un escritorio, en las fábricas, las aulas y no pocas veces bajo el mismo techo. En tanto sigan haciéndose evidentes los estereotipos sexistas que promueven la violencia de género y la misoginia las cifras continuarán elevándose y las historias multiplicándose.
Se necesita más que ese valiente gesto de salir a marchar y visibilizar la violencia de la que somos o hemos sido objeto. Gritar o contar libera pero no repara, no detiene, no cambia. Es necesario exigir, si exigir que se eduque de una forma diferente en el hogar, las escuelas, los espacios públicos y laborales. Hace falta que los hombres se sensibilicen y se les enseñe a no humillar, gritar, manipular, amenazar y abusar.
La violencia hacia nuestro género no los hace más hombres, pero muchos de ellos no lo saben y algunas mujeres tampoco, porque la violencia es la manifestación de una cultura machista donde se normaliza lo que no es normal. Cultura que se gesta desde el seno familiar y se fortalece a través de la sociedad y los medios masivos de comunicación con imágenes y mensajes que hablan de un domino absoluto del hombre sobre la mujer, dominio que se logra con gritos, golpes y amenazas y se traducen en violencia física, económica, psicológica, patrimonial y sexual y se ejerce en los ámbitos laboral y docente , institucional, familiar y en la comunidad .
Si realmente #VivasNosQueremos pues empecemos a querernos verdaderamente. Que el paso firme de cada una de las marchas se traduzca en redes de protección, solidaridad y sororidad para que el acompañamiento sea permanente y contundente. Que nuestra hermandad nos fortalezca y nos permita identificar y poner un alto al maltratador. Que la fuerza que emana de nuestro interior sea la que enfrente y denuncie el abuso y el acoso. Que la voz firme de cada una de nosotras sea la que convoque a hermanos, amigos y compañeros a ejercer equidad , justicia y respeto a nuestro género. Que cada una desde su trinchera emprenda esta cruzada contra la violencia y la misoginia porque cada vez que tocan a una nos tocan a todas!
No aceptes…
NO !!!…
No aceptes lo habitual como cosa natural…
Porque en tiempos de desorden,
de confusión organizada,
de humanidad deshumanizada,
nada debe parecer natural.
Nada debe parecer imposible de cambiar…
Bertolt Brecht
María de los Ángeles Martínez Romero.
Docente de profesión, amante de las letras por vocación.
maestreta@gmail.com
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