(Versión corregida y mejorada)
Carlos E. Berumen, depredación literaria
Cuauhtémoc Blas
Esa novela canallesca, escrita por un loco.
Alfredo Zitarroza
Realizan una parodia musical del poema Amaneciendo del poeta ixtepecano asesinado en 1987, Alejandro Cruz Martínez. De entrada le cambian el nombre por el de Pescador y todos los versos los trastocan. La musicalización es deficiente, monótona, simple y la incluyen en un CD llamado: Muerte cuídame porque sin mí tú te mueres (sic).
Un tal Carlos Berumen asume la responsabilidad de una atrocidad literaria en alguien que se reputa artista y, por ello, debería poseer rangos de sensibilidad mayores. Sin embargo, lo que muestra es una personalidad atrabiliaria, depredadora.
Sin un mínimo de respeto al trabajo de artistas auténticos, fraguados en la brega de la vida de las finalmente falaces luchas del Istmo de los años 80 –este es el caso del poeta de altas miras, Alejandro Cruz Martínez– el equipo o el mismo Berumen acometieron contra el poema del bardo de Ixtepec, cuyo título Amaneciendo, trastocan por el de“Pescador”.
El nombre sería lo de menos (aunque no del todo), lo inaceptable es que trastocan por completo el poema de Cruz Martínez hasta desaparecerlo. El poema original de Alejandro puede ser leído íntegro en el número de 143 de la revista EnMarcha (página 39, actualmente en circulación, así como una primera versión de esta columna) que, por supuesto presenta una coherencia literaria, nada que ver con la fallida paráfrasis.
Tan sólo desde la primera línea puede percibirse la absoluta falta de oficio literario de quien lo hizo, pues el elemental sujeto, verbo y predicado fue trastocado. ¿El resultado? Una sintaxis pésima, anuncio de los desdenes que sobrevendrá después.
Alejandro dice:
El cielo carga el río en su regazo
Y se ve un lagarto sobre la arena
Berumen o quien lo haya hecho, parodian:
Carga el cielo al río en su regazo.
Y un lagarto se mueve entre la arena.
Hay quienes creen que con juntar palabras y palabras, a veces hasta incoherentes, hacen poesía, pero el poema no se construye con absurdos. En este caso Cruz Martínez no necesitó hacer metáfora de un hecho ordinario. Un lagarto se puede ver sobre la arena como dice el poeta y no “entre” la arena como dicen los parodistas. Metaforizar una descripción tan contundente solo cabe en un mal “arreglista”.¿Alguien en su sano juicio ha visto salir a un lagarto de entre la arena? Entre la arena pueden estar los cangrejos ermitaños y los huevos de tortuga, pero un lagarto se asfixia entre la arena.
Esta depredación del poema goza de impunidad en el país, donde los derechos de autor son una quimera. Sin embargo, quien trastoca un poema al menos debe ser públicamente censurado, más cuando alguien carece en absoluto de respeto por el trabajo de un buen poeta al cual sabe indefenso por estar muerto (Alejandro murió en 1987 por la balas de un priista, quien a su vez murió en las mazmorras muratistas en 2002).
Una vez que en la poesía la métrica quedó atrás, es el ritmo interno de los versos, cierta musicalidad y la riqueza de imágines lo que le da estatura de poema. Desconcierta esta compulsión por horadar el poema de Alejandro, quien en uno de sus versos más logrados, con precisión plástica alcanzó a cantar:
Lanza su red al río de madrugada
la llena de niebla y peces de plata
en la orilla un pescador cenizo
con un beso volador sobre su hombro.
Sus depredadores asestaron:
Lanza tu red al mar de madrugada
Regresa de la niebla pez de plata
Ay! Gaviota búscalo en la playa
Y llévale este beso al pescador.
¿Pero que quisieron decir acá? En absoluto logran ni siquiera igualar y menos superar las sólidas imágenes de Alejandro Cruz. En todo caso los exhibe faltos de talento, con evidentes ansias de notoriedad y presunción, no por menos lo pretender hacer metiéndose con poetas de alta factura. ¿Qué buscan con esto?, ¿cuál es la peregrina idea? ¿Ir de la paráfrasis a la parodia insulsa?
Musicalizar un poema es de gente grande, nada más difícil que colocar un ritmo adicional al del poema, sólo artistas de los tamaños del catalán Joan Manuel Serrat lo consiguen con trascendente eficacia. El ejemplo cúspide en Serrat es Cantares, de Antonio Machado. Si bien Serrat editó el poema, al escoger los versos para hacerlo canción, todos los versos que adoptó los respetó íntegramente, sin modificar en nada al genial Machado, ¡faltaba más! Lo hizo con tan buen gusto y tino que nadie lo cuestionó, al contrario, hoy en día sigue siendo uno de los poemas más populares del mundo gracias al excelente trabajo de, ese sí, excelente músico, poeta y artista carismático.
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