Né!
“Que regresen los ratas y que se vayan los pendejos”, reza un recientemente ya célebre pero impugnable clamor popular en Oaxaca. “Más vale malo conocido que bueno por conocer”, reza otra burrada similar. Pero el que se lleva las palmas es Juanga: “Si nosotros nos hubiéramos casado, hace tiempo cuando yo (sic) te lo propuse, no estarías ahí sufriendo ni llorando…”. Pero para estos tres disparates populares otros tres (menos estúpidos, pero sirven para comenzar a disolver los primeros): “A caballo regalado no se le ve el diente”; “Más vale feo y bueno que guapo y perverso”; “El hubiera no existe”.
¿Para qué tanto quejarse ahora que la izquierda-ultraderecha de Gabino está en el poder? Era Gabino o Eviel, y habrían votado en Oaxaca por Diódoro con tal de que no ganara el candidato de Ulises Ruin… y fue precisamente lo que ocurrió. ¿Y ahora desean que regrese el PRI? ¿Con tan poquito tiempo de ineptitud nos desesperamos? Tantos sexenios del PRI en el poder y nunca nos dimos la oportunidad de la alternancia ni de una dura y contundente manifestación y exigencia de justicia verdadera.
Pero en fin, habría que indagar ahora a cuál PRI desean en Oaxaca de regreso, si al de Murat, al de Ulises o al de Gabino. Martín Vásquez, diputado federal por mayoría relativa, ¿a cuál de los tres pertenece? ¿Será Martín Vásquez el conductor y orquestador de ese regreso del PRI o a lo mucho llegará nomás a secretario de gobierno de Samy Gurrión?
Y es que Samy Gurrión está imparable: fue el único candidato priista que ganó en todo el estado; tiene los recursos y la facilidad para entablar acuerdos importantes; congrega, convoca y mueve, y todo con un talento muy natural. Samy Gurrión es hoy tal vez el único recuerdo feliz del PRI o la única referencia importante y no tan fatal que hay de ese partido, y cosa rara que un servidor escriba esto, pues en un principio pensé que por su falta de experiencia su desempeño sería muy pobre, pero no ha sido así. Habrá que seguirlo de cerca, porque esa hiperactividad que lo caracteriza la ha ocupado muy a favor de su ejercicio.
“A ese muchachito le corre muy lenta la sangre por las venas”
“Doña Edith Escobar no es una santa pero tampoco es tan mala gente”, me dijo una vez una señora que, estoy seguro, no la conocía muy bien y tampoco sabía que para los negocios hay que ser muy diplomático; sería uno muy absurdo si tratara mal a la gente que te da de comer y paga tus lujos.
Las apariencias son precisamente eso, son como los santos y las apariciones de las vírgenes: La fe es lo que les da ese vigor; el cuento, la narrativa seductora y la poesía es lo que engatusa, pero es uno quien a propia y muy personal percepción de las leyes que rigen la vida, damos importancia y fuerza a esas apariciones.
Mucho del presupuesto ejercido en el estado este año no se nota y uno de los pretextos fundamentales fue que se destinó a la mezcla de recursos, pero nuestro país es el que menos dinero destina al gasto público (salud, educación, etc); del poquito dinero que se destina, una gran parte no se ejerce, otra parte desaparece y otra importante va a parar a los bolsillos de los funcionarios. Es decir, que del poquito dinero que se ejerce en toda la nación al bienestar social, en cada estado pasa por otro filtro y se reduce aún más. De allí pasa a cada filtro municipal, que vuelve a reducirlo hasta quedar en unos cuantos millones solamente, de los cuales no se ejercen en su totalidad, pues hay que crear un margen de ganancia real para constructores y prestadores de servicios que, hasta ahí, es legal y natural, pues son empresas que deben generar utilidad para subsistir, pero por último hay que inflar los costos para devolver el favor a los funcionarios, y lo que resulta de ese miserablemente reducido presupuesto federal destinado al gasto social, a su paso por tantas manos y mañosos, es cosa de nada.
El primer año fueron devueltos miles de millones que no se ejercieron; este año se ejercieron irresponsablemente, a manera de partida de pastel.
Fue la misma Edith Escobar quien se refirió a cierto escuálido director de cierto periódico: “A ese muchachito le corre muy lenta la sangre por las venas”, y lo mismo podría pensarse de Gabino Cué, a quien aluden generalizando “Que se vayan los pendejos” que, según mi percepción personal, rechazo totalmente; prefiero eso de que “la sangre le corre muy lenta por las venas” y tal vez habrá que esperar un año más o todo el sexenio para que le regrese al cerebro, aunque las urgencias de Oaxaca no pueden esperar ya para tanto y de allí que, dijo Confucio, “Debes tener siempre fría la cabeza, caliente el corazón y larga la mano”.
Au revoir
Mario Osiris Benavides Morin
Catedrático de la Universalidad de Oaxacalifornia
www.benmorin.mx
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