Oscar Rodríguez
Guadalupe López es una profesora de la sección 22 de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) que da clases en una escuela primaria del municipio de San Antonio de la Cal, Ella abandonó a sus alumnos para estar en la ciudad de México protestando en contra de la reforma educativa.
Sin embargo, sus dos hijos acuden a una escuela privada donde la cuota de inscripción y la colegiatura mensual es de 2 mil 500 pesos. La educadora no acude a marchas, afirma tener cargo de directora y refiere que está a punto de jubilarse.
“Yo ya di mucho por el sindicato, casi toda mi vida, ahora me tienen que respetar que ya no puedo andar en esos ajetreos”.
Todos los días a bordo de su camioneta CRV modelo 2011, de color rojo acude por sus hijos quienes no son los mejores alumnos, pero tampoco los peores.
Al colegio donde acuden solo llevan sus hijos, diputados, presidentes municipales, empresarios, profesionistas, la mayoría pudientes, quienes no inmutan por el paro de labores que afectan a un millón de escolares.
En la entrada de la escuela hay cámaras de video seguridad y para estacionarse hay que tener una placa especial, para reservar lugar. La profesora no quiere que le tomen, incluso se niega a la entrevista por que refiere que sería sancionado o multada por los miembros de su sindicato.
López tiene carrera magisterial, recibe un sueldo de 8 mil pesos quincenales estando en el nivel (a), más prestaciones, lo que le permite llevar una vida holgada por que su esposo es ingeniero y cuenta con su propia constructora.
El caso de esta profesora es excepcional, por que los profesores oaxaqueños no están sujetos a evaluación, sin embargo para tener esta posición de carrera magisterial se requiere solo de de tener de un buen padrino dentro del mismo comité seccional de su sindicato.
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