* «No solamente queremos a mi hija libre, queremos sentar precedente, que no se repita”, dice el padre de la joven de 20 años
* La violada, a prisión, el violador en la calle
Paula Chouza
Yakiri tiene 20 años, no pesa más de 48 kilos y el lunes pasado fue acusada de homicidio calificado en la Ciudad de México. La supuesta víctima era un hombre de 37 años, de nombre Miguel, “1,80 de estatura y más de 90 kilos”, describe el padre de la muchacha. Una historia inverosímil porque la joven, que acudió a una oficina de la policía ministerial para denunciar que dos sujetos la habían secuestrado, violado y golpeado, acabó saliendo como imputada en un asesinato, directa al penal para mujeres de Santa Martha Acatitla, al oriente de la capital. Su caso cobró fuerza en las redes sociales la pasada semana gracias al apoyo de varias organizaciones (Mukira, Centro de Derechos Humanos de las Mujeres, Red Nacional Género y Economía Siembra AC y Justicia para Nuestras Hijas).
Según el relato de la defensa particular de Yakiri, Ana Catiria Suárez Castro, la joven permaneció 10 horas en la comisaría, donde le practicaron una sutura “mal hecha”, pues tenía varias puñaladas en las manos y en los brazos, además de rasguños por todo el cuerpo.
La muchacha denunció que el agresor estaba acompañado de su hermano menor, Omar, de 33. Ambos habrían llevado a la fuerza a la joven hasta un hostal de la colonia Doctores, un barrio bravo cercano al centro de la capital . “Súbete flaquita, súbete flaquita”, le dijeron desde su moto minutos antes de levantarla (secuestrarla). “A golpe de navaja”, relata la abogada, “la llevaron hasta el motel Alcazar, donde los dos sujetos entraton con familiaridad, sin pedir llave”. Luego la agarraron y la desnudaron entre los dos, la golpearon y el mayor, Miguel, la violó. “En uno de los forcejeos ella logra empujar el arma y el agresor se corta a la altura de la aorta”.
Según explica Jose Luis, el padre de Yakiri, la muchacha pidió perdón asustada al ver brotar toda la sangre. Él se vistió únicamente los pantalones y desapareció en la moto con su hermano. Horas más tarde, mientras la joven prestaba declaración, Omar apareció en la comisaría y la denunció como presunta homicida de su hermano, a quien dijo haber encontrado en su casa sin vida maniatado. “¿Cómo mi hija, tan delgada a su lado, iba a poder hacer algo así?” Al día siguiente los diarios de nota roja publicaron la foto de Yakiri. La llamaban asesina y decían que había sido un crimen pasional, puesto que salían juntos. “No es verdad”, dice su padre, “no se conocían y además mi hija es lesbiana y esa tarde se bajó del metro Doctores sobre las siete y media para encontrarse con su pareja”.
Después de hacer la denuncia, nada más se supo de Omar. Según la familia de Yakiri, Miguel tenía 16 averiguaciones previas abiertas, él 22. “Ese barrio es su zona de influencia, en Facebook se presenta como trabajador del Tribunal Superor de Justicia, como cargador, tiene nexos con policías”, dice.
José Luis sostiene que desde un principio las autoridades llevaron el caso con irregularidades: “Mi hija es detenida y no nos enteramos hasta las once y media del otro día. La incomunican. Le devuelven su celular y le dicen ‘haz tu llamada’, pero es sabido que en esos búnkeres no hay red, así que cuando ella pide llamar le dicen que ya es muy tarde, que mejor al otro día. Sin embargo cuando se levanta el martes, la respuesta cambia: ‘Qué crees, ya se enteró tu familia’. Nosotros fuimos hasta allí y nos dijeron que se la habían llevado ya a la cárcel, pero no, todavía estaba allí”.
La familia de Yakiri es del barrio de Tepito, una de las zonas más violentas de la Ciudad de México. “Nosotros somos la otra cara del barrio, gente de cultura”. Apoyados por el Gobierno y el mundo artístico, han promovido diferentes actividades. “Antes del suceso mi hija participó con nosotros en un proyecto para combatir la violencia de todo tipo, entre ellas la de género y sexual”.
José Luis, esperanzado, asegura: “No solamente queremos a mi hija libre, queremos sentar precedente. Que esto no se repita”. Este martes termina el plazo para que la defensa presente las pruebas documentales antes de que el juez decida liberar o dictar auto de formal prisión para Yakiri. Apenas este lunes, la muchacha que lleva una semana encerrada, había recibido la primera visita de un psicólogo.
TOMADO DE:
http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/12/16/actualidad/1387227046_222077.html
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