El ex presidente de la Comisión Interamericana de Derecho Humanos (CIDH) Sergio García Ramírez, llamo a las autoridades federales y estatales, a serenarse para valer el respeto a las garantías constitucionales, en el derecho a la manifestación, que no puede ser reprimida con el uso de la fuerza, por que ello implicaría poner al país al borde de la irritación social.
Menciono que hay varias factores de inquietud, incomodidad en varios puntos del país, donde se han lesionado los derechos laborales de los campesinos o por la ausencia de justicia y la erradicación de la humanidad.
Dijo ver mayor efervencia en los jóvenes a quienes se les dice “ninis”, por que no tienen trabajo, empleo y oportunidades de progreso, “tienen perdido el horizonte y cuando no hay expectativas suficientemente clara se genera una tensión social que pueda desencadenar la violencia, por que las desigualdades económicas siguen siendo en México abismales y profundas quizá semejantes a las de hace un siglo.”
No quiso responsabilizar de este escenario a las reformas estructurales, aprobadas por el Congreso Federal y promulgadas por el Presidente Enrique Peña, por que las considero necesarias aunque dijo hay algunas cuestionadas.
De visita por Oaxaca donde participó en la quinta Sesión Itinerante para la Difusión de la Reforma Constitucional de Derechos Humanos, recriminó y reprocho la llamada promulgación de ley bala, aprobada por la Cámara de Diputados de Puebla, y los intentos de otros Congreso Local por valer una ley para reprimir manifestaciones, afirmando que el uso de la fuerza solo se debe valer de forma legitima y como ultimo recurso, siempre procurando no ingerir daños mayores en prejuicio de los manifestantes,“de ninguna manera la aplicación de la fuerza pública de manera excedida, desbordada o de manera desproporcional contra un infractor”.
Dijo que cuando se habla de respecto a los derechos humanos, también incluyo proteger los derechos de los cuerpos policiacos, que han resultado agredidos y lastimados en las ultimas manifestaciones callejeras, o las afectaciones a terceros que suelen también ser lesionados durante las manifestaciones.
“Creo que hay llegado el momento de que México se serene, procurando que en una sociedad serene mas apacible, los litigios se puedan resolver juiciosamente, sin ir mas allá de lo que compete al ámbito legal, por que sino podemos generar las condiciones para una irritación social, cuyas consecuencias podrían ser muy grave”.
García Ramírez hablo del tema San Bartolo Ameyalco, donde considero, inaceptable que se agreda violentamente a los guardianes del orden, o que se agreda con violencia a los ciudadanos quienes tienen el derecho de manifestarse.
“Mi llamado es que todos los involucrados en estos conflictos moderen su actuación, su conducta, removiendo causas, por que tan reprobable es que se ataque legítimamente a un servidor público, que cumple su función con su deber, que se agreda a un ciudadano que quiere ejercer sus derechos.
Creo que debemos empezar a trabajar a dialogar para llegar acuerdos mas razonables en el marco de la ley”
Afirmó que los desacuerdos se pueden atender y resolver con normas que siempre son necesarias o con voluntad de hacer respetar la ley.
Afirmó que México tiene un gran problema para hacer realidad lo que proclama como norma o ley que respete los derechos humanos “no falta el aterrizaje lo que se proclama y se legisla en la conducta de ciudadanos y gobernantes, hay que empezar arraigar de respeto a las normas”.
En su opinión hay avance sustancial en México respecto al respeto a los derechos humanos, pese a que sigue existiendo quienes se oponen a garantizarlos en el comportamiento general.
Respecto del tema de las autodefensas, pondero por que las condiciones sociales en Michoacán y Guerrero se reencausen conforme a la ley, advirtiendo que el surgimiento de estas figuras se debió a la desatención y falta de capacidad del estado para aplicar la ley. “espero que el estado mexicano tenga los suficientes elementos para recuperar la gobernabilidad, la paz y el orden en Michoacán, sin necesidad de que los ciudadanos consideren por si mismo valer la justicia por propia mano y sin que se tengan que hacer uso de la fuerza y no se derrame sangre”.
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