* En los últimos minutos Holanda remontó con un dudoso penal
* Por sexta vez al hilo, el Tricolor es eliminado en octavos de final
* Héctor Moreno salió con fractura en la tibia de la pierna izquierda
* Ochoa, de nuevo el mejor jugador, había resistido la oleada naranja
Fortaleza, 29 de junio.
Luego de un inexistente penal marcado a Rafael Márquez cuando Arjen Robben se echó un clavado, en tiempo de alargue, se derrumbaron los sueños del Tricolor. Klass Jan Huntelaar se plantó desde los 11 pasos y engañó al portero Guillermo Ochoa para marcar el 2-1 definitivo e instalar a Holanda en los cuartos de final.
La selección de México sufrió este domingo ante la Orange su sexta eliminación consecutiva en los octavos de final de un Mundial y lo hizo de la forma más cruel: había generado altas expectativas tras una brillante primera fase y acariciaba el triunfo a cinco minutos del final.
El gol de Giovani dos Santos en el minuto 47 parecía condenar el conservador planteamiento de Louis van Gaal, quien estaba temeroso de que el intenso calor menguara a los suyos. El Tri ansiaba romper por fin con la maldición que lo azota desde el Mundial de Estados Unidos 1994.
Pero dos despistes convocaron de nuevo a su mala fortuna. En el 88 de acción el cerebro holandés Wesley Sneijder aprovechó una mala defensa tras un córner para fusilar a Ochoa y, cuando el partido se dirigía a la prórroga, el árbitro portugués Pedro Proença señaló un penal del capitán Márquez a Robben que Huntelaar convirtió en la sentencia de muerte para el Tri.
En la primera mitad, México no podía encontrar huecos entre la nutrida defensa naranja, aunque tuvo una clara oportunidad en el minuto 17, con una jugada elaborada dentro del área que acabó con un disparo de Héctor Herrera que rozó uno de los postes.
La acción más peligrosa de los europeos fue por un error defensivo que derivó en una llegada de Robben al área y que dejó lesionado a Héctor Moreno, en una aparente falta de éste.
El defensa sufrió fractura en la tibia de la pierna izquierda, al minuto 48; fue retirado en camilla y de inmediato trasladado al hospital. En su lugar entró Diego Reyes.
La escuadra de Miguel Herrera se adelantó cuando se habían cumplido tres minutos del segundo tiempo. Giovani dos Santos recogió un balón dividido frente al área y tras superar la entrada de Daley Blind lanzó un zurdazo que sorprendió al guardameta Jasper Cillessen.
Ese tanto clasificaba por tercera vez a cuartos de final a México, y por primera ocasión fuera de casa, pues las dos anteriores fueron en los mundiales de 1970 y 1986.
Ochoa se estaba convirtiendo en una pieza importante, igual que hizo en el empate con Brasil (0-0) en la primera fase, cuando fue el héroe de aquel partido.
El arquero solventó favorablemente todas las acometidas holandesas, destacando una intervención en el minuto 74 ante Robben, que se encontró con las piernas de Ochoa en un disparo desde cerca.
Memo –nombrado el mejor jugador del encuentro– se había lucido ya en el minuto 57 con una atajada a un remate en buena posición de Stefan de Vrij, el balón pegó en la cabeza al portero y antes de salir se estrelló en el poste izquierdo. El Tri se salvó.
Sin embargo, a dos minutos para el final llegó la tragedia con el empate de Sneijder, quien recogió una cesión hacia atrás de Huntelaar, tras un córner, y conectó un potente disparo a la derecha de Ochoa, quien no pudo reaccionar.
En el descuento, Holanda consumó la remontada con el penal lanzado por Huntelaar (90+4), tras una supuesta falta dentro del área de Márquez sobre Robben, dos minutos antes. El silbante, quien hizo una pausa en cada tiempo para que se hidrataran los jugadores, cayó en el embuste al ver el espectacular clavado de Arjen.
Holanda, que había superado con facilidad la primera etapa, derrotando a España (5-1), Australia (3-2) y Chile (2-0), sigue en el Mundial de Brasil con la ilusión de mejorar el éxito de Sudáfrica 2010, donde fue finalista, y permite que Europa mantenga a una de sus mejores bazas de cara al título.
Los miles de aficionados mexicanos congregados en el estadio Castelao no dejaron de apoyar a los verdes. Entonaron el Cielito lindo e insultaron con su grito soez al portero tulipán. En los últimos minutos esgrimieron el ¡sí se puede!, para, finalmente, salir en triste procesión, algunos en abierto llanto.
El equipo de Miguel Herrera mostró un buen nivel en el Mundial, inesperado para muchos, dada su desastrosa clasificación. Además, mostró una interesante generación de jugadores y con el técnico más carismático en décadas. El Piojo tomó el cargo en octubre y levantó a una escuadra casi moribunda, que tuvo que disculparse con los aficionados por su triste paso por el hexagonal de la Concacaf.
Con su cercanía a los jugadores y afición, Herrera contagió al plantel de su fe a prueba de bombas. Y porque de pronto la expectativa creció como bola de nieve, la decepción también resultó inmensa. México, que estaba derrotando a un gigante como Holanda, acabó desfalleciendo cuando ya alcanzaba la orilla.
PUBLICACIÓN ORIGINAL: http://www.jornada.unam.mx/2014/06/30/deportes/a08n1dep
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